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Actualizado: 7 de junio de 2025
Enfadóme la vida estrecha del aldea y el desamorado trato de mi madrastra; dejé mi pueblo, vine a Toledo a ejercitar mi oficio, y en él he hecho maravillas; porque no pende relicario de toca, ni hay faldriquera tan escondida, que mis dedos no visiten, ni mis tiseras no corten, aunque le estén guardando con los ojos de Argos.
Me está molestando mucho... Busca las hilas y la pomada, y trae unas tijeras que corten bien. Ventura salió sin decir nada. Poco después volvió con aquellos enseres en las manos. Se había puesto seria y parecía distraída. El tenía impreso en el rostro el hastío y el malestar que causa la cama.
-No se apunte vuestra merced conmigo -respondió Sancho-, pues sabe que no me he criado en la Corte, ni he estudiado en Salamanca, para saber si añado o quito alguna letra a mis vocablos. Sí, que, ¡válgame Dios!, no hay para qué obligar al sayagués a que hable como el toledano, y toledanos puede haber que no las corten en el aire en esto del hablar polido.
325 Que en puertiando la primera, ya la siguen los demás, y en montones las de atrás contra los palos se estrellan, y saltan y se atropellan sin que se corten jamás. 326 Y aunque yo por mi inorancia con gran trabajo me esplico, cuando llego a abrir el pico, tengaló por cosa cierta, sale un verso y en la puerta ya asoma el otro el hocico.
Y los de vuestra casta y generacion sean todos malditos y descomulgados, y vuestros cuerpos echados á los perros, como el Profeta que está en Selva. Tanto mal os venga, y os quebrante el corazon por alguna maldad en que seais hallados contra el estado Real, que os ahorquen como á Achitofel cuñado de David. Los dedos de los pies os corten, como hizieron á los del tribu de Judá.
Soy tu reina, Loppi, y vas a ver a la maga, o mando que te corten la cabeza. Voy, mi reina, voy. Y se echó al brazo el manto de armiño, y salió corriendo por aquellos jardines, con su sombrero de plumas.
En el comedor continuaba la bulla; pero los ánimos estaban más serenos. «Ahora dijo la mamá , han pegado la hebra con la política. Dice Samaniego que hasta que no corten doscientas o trescientas cabezas; no habrá paz. El marqués no está por el derramamiento de sangre, y Estupiñá le preguntaba por qué no había aceptado la diputación que le ofrecieron...
Yo lo creo, Dixo Lofraso, ya llega á la Hipocrene. Yo desde aqui columbro, miro y veo Que se andan solazando entre unas matas Las musas con dulcisimo recreo. Unas antiguas son, otras novatas, Y todas con ligero paso y tardo Andan las cinco en pie, las quatro á gatas. Si tu tal ves, dixo Mercurio, ó Sardo Poeta, que me corten las orejas, O me tengan los hombres por bastardo.
Me parece, señora dijo el rey , que creéis demasiado á doña Clara, que doña Clara no es tan esquiva como cuenta la fama, y que acaso don Rodrigo... ¡Oh, no; estoy segura de ella! ¿Pero creéis fácil que se corten cabellos á una mujer sin que lo sienta? ¿Os habéis olvidado de ese hermoso rizo, sujeto por hermoso lazo?
Agua usada para el señor capitán y maestre y buena compaña. ¡Viva, viva el rey de Castilla por mar y por tierra! Y quien le diere guerra, que le corten la cabeza. Y quien no dijera amén, que no le den de beber. Tabla en buena hora, quien no viniere que no coma.
Palabra del Dia
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