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Actualizado: 1 de mayo de 2025
¡Miedo!... Esta palabra bastó para que Febrer saliese de su encogimiento suplicante y mirase con soberbia a los rivales sentados ante él. ¿Miedo a quién?... Sentíase capaz de pelear con todos estos rústicos y sus innumerables parientes. ¡Miedo no, Margalida! Ni por él ni por ella debía temer. Lo que Jaime la suplicaba era que respondiese a su pregunta. ¿Podía esperar? ¿Qué pensaba contestarle?...
Leto, pensativo y bastante risueño, pero sin contestarle una palabra, hizo lo mismo a su lado.
Elías, sin contestarle, le encaminó haciéndole señas por la calle de Alcalá, dirigiéndose á la del Barquillo para tomar al fin la de Válgame Dios, donde aquel buen hombre vivía.
Nunca sufrió el pobre Flimnap una tortura igual á la de escuchar á este personaje confundido entre el público y sin poder contestarle. Después de su triunfo en el templo de los rayos negros, se consideraba tan tribuno como el célebre sanador; pero aquí no era mas que un simple oyente que podía ser encarcelado si osaba alterar con sus interrupciones la calma de la majestuosa asamblea.
Una parte de la asamblea aceptó la opinión de Gurdilo; pero esta vez el orador no consiguió apoderarse de la voluntad de todos los senadores, y varios amigos de los altos señores del Consejo se levantaron á contestarle.
Tomó la pluma para contestarle; adoptó el mismo tono amical y jocoso; le dio cuenta de su vida y de las noticias más culminantes en el pueblo. Pero al concluir estampó con increíble audacia las siguientes palabras: «En cuanto a la noticia de mi boda es absolutamente falsa. Yo no me caso ni me casaré jamás con nadie si no es con usted.»
El presidente, los ministros y demás personajes empezaron á mirar con cierto interés risueño á la generala, dejando á su compañero la tarea de contestarle. ¡Calma, doña Guadalupe! dijo éste . Hablemos en serio. Un batallón no se le entrega á una mujer. Entonces, pido que se me permita marchar con las fuerzas que saldrán á perseguirle. Ya sabe usted que yo he hecho la guerra.
Estaba fascinada y no acertaba a contestarle... Todas las noches hablaba, como sabes, de cosas santas; con dificultad me decía algunas palabras a solas; me preguntó durante tres noches seguidas si le amaba, y a la tercera noche le contesté que sí... Tú sabes muy bien cómo nos entendíamos. Lord Gray me dijo: «Yo hablaré con Inés cerca de ti.
No tuve valor para contestarle que yo no tengo ninguna influencia, y que mi padre, como hombre afiliado á un partido político, tiene compromisos ineludibles, contrarios, sin duda, á las ideas que él representa. ¡Cuánto siento que papá figure en un partido tan avanzado! No sé por qué ha tenido la desdichada ocurrencia de enamorarse de esa chusma insolente que escarnece todo lo grande y elevado.
Ella, que se creía el centro del universo, imaginando que los sucesos debían rodar con arreglo á sus deseos y gustos, sufrió la cruel sorpresa con más asombro que dolor. Y tú, ¿cómo me encuentras? siguió diciendo Margarita. Para que Julio no se equivocase al contestarle, miró su amplia falda, añadiendo: Te advierto que ha cambiado la moda. Terminó la falda entravé.
Palabra del Dia
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