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Somos propensos á oprimir, amamos la libertad y nos place dominar: ese mismo húngaro, ese mismo italiano que han combatido con denuedo, cada uno en su casa, para sacudir el yugo y conquistar la independencia, se prestan fácilmente á tiranizar en el extranjero, sirven de guardia pretoriana al que con gloria combatieron, y se vejan y esclavizan entre , con grande contentamiento del que los impera....

Para él fue un día de júbilo casi celestial, un día de esos en que el sol parece como que retoza en las almas, aquel en que vio publicado sus versos. Mas, poco le duró este contentamiento, pues cuando llegó a su casa mostrando su producción, los padres, que no estaban de acuerdo con esos juegos de la fantasía y viriles arranques de cubanismo, lo castigaron severamente.

Mos de Beaumond me ha confirmado el lugar en que biuo en la gracia VS., que es muy conforme á lo que VS. me ha assegurado por su carta: a que he ya respondido. Pero las cosas de consuelo, y contentamiento, mill vezes que se oygan recrean.

Allí explica el ingenioso, sutil y elocuente Pedro Bembo cómo se complace y cuánto goza el amante en la contemplación de la mujer amada, viéndola, oyéndola y hasta mereciendo de ella ciertos delicados e inocentes favores, entre los cuales pone el de abandonar por largo rato en las manos de él las manos de ella, y hasta el de dar y recibir, con mero contentamiento espiritual y sin sensualidad alguna, besos en la boca, a fin de que allí acudan las almas y se unan y compenetren, como cuentan que le sucedió a Platón con su amiga, que hubo de ser la linda Arqueanasa.

Habrá de armarse el tal con un escudo De gran paciencia y grande sufrimiento; Pedir á Dios favor muy á menudo; Mostrar con un sagaz contentamiento Amor á cada cual, por torpe y rudo Que sea, procurando que su intento Con el divino sea regulado, Con que en el gobernar será acertado.

Mirando al hombre por la razon natural, y exâminando por ella su ánimo, hallamos, que como fin de todos sus conocimientos y deseos, busca su felicidad, su bien estar, su sosiego, su complacencia, y entero contentamiento. No hay ninguno, si quiere confesar lo que pasa dentro de mismo, que no conozca que no es criado para un mundo donde es imposible que logre el fin á que aspira.

El número de esclavos africanos que allí habita, no tiene por alimento mas que el maiz, y no todos. No hay viajero que al desembarcar en San Vicente no se sienta mal á la vista de semejante cuadro: inmediatamente que nuestro vapor se proveyó del carbon necesario, dejamos las islas del Cabo Verde con general contentamiento.

Volviendo los dichos esquifes cargados de soldados y otras gentes, fué descubierta la armada turquesca, y como los mismos turcos dicen, con poca satisfacción y contentamiento de haber sido vista del armada de cristianos, y luego se pusieron á hacer consejo, con muestras de temor, para tomar mejor acuerdo, creyendo que la armada cristiana quisiese combatir, porque ellos no tenían orden del gran Turco de irla á buscar, sino de ir á darle socorro á Trípol, y dudando asimismo que las galeras de España estuviesen allí, de las cuales especialmente tenían gran miedo, y decían que, por estar en Micina las dichas galeras de España el año antes de la dicha impresa, las galeras turquescas no pasaron más adelante de la Belona, y así entonces estaban con esta sospecha, y en este medio no hacían otro que preguntar unos á otros si las dichas galeras estaban allí, y D. Juan de Mendoza, su General, con ellas.

Cuando un andaluz se pone a decir: «¡Vamoj, hombre! ¡Mardita zea! ¡Mijte quej grande!», y todo el mundo le escucha con gran contentamiento, como si dijera algo sumamente ingenioso, yo me abismo en amargas reflexiones. He ahí un hombre con gracia me digo . ¡Y pensar añado que si ese hombre hubiese nacido en la provincia de Pontevedra no tendría gracia ninguna!...

Perseguido había Cervantes a Florela sin poder cogerla, por la rapidez de su fuga y la delantera que le llevaba, y habíase vuelto cuando Florela se había puesto a salvo por el postigo, entrándose por el cual, había certificado a Cervantes de que no se había engañado cuando había supuesto que aquella mujer disfrazada era una criada de doña Guiomar, que la había enviado para que le buscase; lo cual había sido para nuestro mozo un gran contentamiento y una ardorosísima esperanza de su amor; que cuando ella a tales cosas se arrojaba por él, no podía ser menos sino que le adoraba; y cuando ya al lado de Margarita, que tomaba la escudilla de caldo con vino generoso que la tía Zarandaja la había llevado, vio que doña Guiomar se metía por el bodegón como fuera de , y en él reparaba, y se detenía sobresaltada, tuvo por cierta su ventura, y levantose y hacia doña Guiomar se fue todo cortesanía y rendimiento.