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Actualizado: 23 de junio de 2025
Se le hicieron mil preguntas más indiscretas las unas que las otras; le preguntaron la verdad sobre la Máscara de hierro, se le incitó a que dijese el verdadero nombre del autor de las Cartas de Junio, se le pidieron detalles sobre el anillo de Gyges, sobre la Conspiración de las pólvoras, sobre el Consejo de los Diez y por si aun esto fuera poco se le invitó a que expusiera su opinión sobre los resortes de gobierno.
Al oír la palabra conciencia, el rey, que tenía algo de lo asustadizo de su padre, aunque no su firmeza ni su sombrío recelo, se alarmó. ¡Tú conciencia, dices! Sí, porque siendo vos mi rey y mi esposo, os he callado lo que no debía haberos callado. ¿Tendremos alguna otra conspiración? dijo todo asustado el rey.
Habria un Presidente de la República por cuatro años, y reelegible por una sola vez, encargado de ejercer el poder ejecutivo. Este, aunque personalmente responsable ante el Congreso por usurpacion ó mal uso de las rentas públicas, traicion, venalidad ó conspiracion contra la ley del Estado, gozaba sin embargo de muy ámplias facultades.
Era de las pocas señoras que ayudaban al Arcediano en su conspiración contra el Vicario general. Sin embargo, Visita confesaba a veces con don Fermín, a pesar de los desaires de este. «Ya sabía él a qué iba allí aquella buena pécora, pero chasco se llevaba; la confesaba por los mandamientos y se acabó». «¿Y qué más? adelante; ¿y qué más? estilo Ripamilán.
Esta conspiracion fué patente para los inquisidores, los cuales al punto comenzaron á meter en prision á cuantos eran cómplices en ella, i aun á los que no eran cómplices. I en tanto que formaban ellos sus procesos, la naturaleza entera parecia estremecerse al mirar establecido un tribunal tan bárbaro i tan enemigo del linaje humano.
La manera ingeniosa de que se valió para informar secretamente a Hales de ciertos datos que creía que sólo mi padre y yo conocíamos, el modo perspicaz y sutil cómo corroboró su propia invención, afirmando que mi padre era culpable de un crimen, y la reserva y sigilo con que ayudó a Hales para que se casara conmigo ejerciendo presión en mi ánimo, han sido verdaderas maravillas, según veo ahora, de una hábil conspiración infame.
La independencia era un hecho ya y su consagración definitiva, Junín, Ayacucho, cuestión de días más. ¿Y luego? ¿Ser dictador del Perú, crear, por un movimiento de orgullo, ese absurdo de Bolivia, rotulándolo con su nombre, volver a Buenos Aires, hacerse dictador en el hecho, saltar una tarde por la ventana ante la conspiración que avanza, salvado por su querida, para ir a pasar la noche bajo el arco de un puente miserable y salir al alba con el rostro lívido y el traje maculado?... No, San Martín no era el hombre de ese corte.
»Una odiosa conspiración ha robado a Francia uno de sus oficiales más honorables y más experimentados: a usted, señora, un marido, del cual todos habíamos podido apreciar la bondad y la dulzura; a nosotros un jefe, o mejor dicho, un compañero, que tenía a honor descargarnos del peso del servicio, reservándose la parte más pesada.
En cambio, los demás se agasajaban entre ellos, y aquella hostilidad común hacia él, aquella tácita conspiración, parecía estrecharles mayormente. ¿Por qué? ¿Por qué? se preguntaba sin cesar con varonil mansedumbre y sin querer pensar en la venganza, ¿por qué no me ha sido dado lograr esa cordialidad que se le brinda a cada paso a un imbécil y a veces a un malvado, a un felón?
Pues bien, anoche mi amigo tuvo ocasión de dar de estocadas á don Rodrigo... luego, deseando saber mi amigo si el herido tenía sobre sí alguna prueba de amores, le encontró... ¿Y qué encontró? Unas cartas... la prueba de la conspiración más pérfida... ¿Cartas de quién? De varias personas... ¿Había alguna del conde de Olivares? Sí... ciertamente contestó Quevedo á bulto.
Palabra del Dia
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