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Actualizado: 9 de julio de 2025
Dirigióse al arbol de balití que se levantaba en el centro, enorme, misterioso, venerable, formado de raices que subían y bajaban como otros tantos troncos entrelazados confusamente. Detúvose ante un monton de piedras, se descubrió y pareció orar. Allí estaba sepultada su madre, y su primera visita cada vez que iba al pueblo era para aquella tumba ignorada, desconocida.
En medio de las tinieblas solo se sentia á veces, confusamente, el ruido casi subterráneo del Ródano, estrechado entre peñascos formidables y aun escondido en cierto trecho en abismos que nadie ha podido sondear; ruido que se perdia, como la voz grandiosa de la naturaleza, confundido con el del tren la voz de la industria humana en las lejanas concavidades del complicado laberinto de cerros.
Lo aseguraba él, que era persona competente en tal materia, por ser poeta y no inédito, pues sus triunfos había alcanzado en la Juventud Católica. Además, él no era ningún niño; dentro de cuatro años sería abogado, y después, ¿quién sabe...? Su imaginación veía confusamente en lontananza ese algo que acarician todos los aprendices de legistas.
El mismo Newton al establecer su sistema de la atraccion universal, declara su ignorancia de la causa inmediata del fenómeno, y se limita á señalar las leyes á que se hallan sometidos los movimientos de los cuerpos. En nuestro espíritu hallamos un ejemplo de este desarrollo. El niño al nacer recibe confusamente las impresiones de cuanto le rodea.
Varias veces habló la gruesa señora en un idioma que llegaba á Ferragut confusamente, y que no era el inglés. Y apenas terminada la comida desaparecieron, lo mismo que en la calle de Pompeya: la mayor imponiendo su voluntad á la otra. Volvieron á encontrarse á la mañana siguiente en la estación de Salerno, dentro de un vagón de primera clase. Iban, sin duda, con el mismo destino.
Escuchaba, tratando de entender mejor lo que sólo confusamente percibía, y como al hacerlo cargase sobre el barandal de la escalera, éste crujió levemente, y la bruja alzó su horrible carátula.
Una mestiza ya madura hacía hervir en el fogón el agua para su mate. El viejo pensaba confusamente que bien podía ser hija suya. Otra de quince años le ofrecía la calabacita de amargo líquido, con su canuto de plata para sorber. Una nieta tal vez, aunque él no estaba seguro.
Durante la travesía, que no fué de las más rápidas, recuerdo confusamente haber visto pasar ante mis ojos, bosques, claros, lagos y oasis de frescura, ocultos entre los valles; pero al aproximarme al castillo de Laroque, me sentí asaltado por mil pensamientos penosos que dejaban poco lugar á las preocupaciones del turista.
Gallardo marchaba avergonzado a la cola, sin salir de su estupefacción, adivinando confusamente que había dicho una tontería. Galoparon por las afueras de Sevilla, a lo largo del río; dejaron atrás la Torre del Oro; siguieron avenidas de umbrosos jardines con amarilla arena, y luego una carretera a cuyos lados alzábanse ventorrillos y merenderos.
Podía decirse que su existencia pendía de un hilo, que podía romperse de un momento a otro. El temporal se desencadenaba entonces con furor increíble. A la primera noche de tinieblas había sucedido otra de fuego. Los relámpagos se sucedían casi sin interrupción, iluminando las masas de nubes que se amontonaban confusamente y corrían hacia el estrecho de Torres.
Palabra del Dia
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