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Actualizado: 4 de julio de 2025
Además dijo doña Juana acercándose á la joven, tomándola una mano, y poniendo en uno de sus dedos una sortija , quiero que tengas esto mío. ¡Ah! ¿una sortija? Mi anillo nupcial. ¿Y este blasón? El blasón de los Velasco, condes de Haro. ¿Pero por este blasón?...
A estotra parte, sobre la orilla de Guadalquivir , está Gelves, donde todos los romances antiguos de moros iban a jugar cañas, y hoy de sus ilustres condes y del gran Duque de Veragua, hijo y retrato de tan gran padre; que es, para no tener a mundos miedo, Portugal y Colón, Castro y Toledo . Soltáronsete dijo don Cleofás los consonantes, camarada.
Entre tanto, cumpliendo con el refrán de «Niño no tenemos, y nombre le ponemos», habían cavilado mucho y disputado más los Condes sobre el nombre que había de tener el marquesado. Convenían los dos en que el nombre había de ser el de alguna finca rústica que ellos poseyesen; pero, por desgracia, los de las fincas del marido de Rosita eran imposibles.
Después de reprimir su respiración fatigosa, y fingiendo naturalidad, le abocó diciéndole: ¡Hola, amigo! ¿Los señores condes se han ido ya de caza? El momento que trascurrió entre su pregunta y la respuesta del criado fué de suprema angustia. La señora condesa ha salido ya con el mayordomo. El señor conde está durmiendo. La noticia, sin sacar á nuestro joven de apuros, le tranquilizó un poco.
Dio el Rey el feudo y honor de Teruel, como se usaba entonces a un rico hombre de Aragón, llamado D. Berenguer de Estenza, y señaló a los caballeros que la poblaron, para su régimen y gobierno, el fuero antiguo que el Rey D. Sancho el Mayor y anteriormente los Condes Fernan Gonzalez y García Fernandez habían dado a los habitantes de Sepúlveda.
Componían el modesto mueblaje una consola, sillas de tapicería muy usadas, procedentes de casa de los condes, y un sofá de gutapercha en plena decrepitud.
El gran Antonio Moro retrató magistralmente a uno llamado Perejón, que tenían los Condes de Benavente, y en el Museo del Prado le vemos de cuerpo entero y tamaño natural, ataviado con lujo y unos naipes franceses en la mano .
NOTA. El obgeto del P. Ribera en este pasage de su obra fué tan solo probar que el Rector de la Real Capilla de la Aljaferia de Zaragoza tenia la parroquialidad en el Castillo, así como el de Barcelona la tenia en el antiguo Palacio de sus Condes. Nota 9.ª Commune 27. Martini num. 2137. fol. 112.
La afición á la poesía se extendió mucho en este período por todas las clases de la sociedad. La manía de componer versos se hizo epidémica: príncipes y condes, guerreros y hombres de Estado, abogados y médicos, sacerdotes y frailes, se dedicaron á esta tarea, y hasta los jornaleros y campesinos no se quedaron atrás.
En breves palabras expondremos el argumento de algunas de estas comedias. El conde Fernán González describe la naciente grandeza y la independencia de los condes de Castilla, sujetos antes al dominio de León. En la escena primera vemos al conde Fernán González, que se ha extraviado cazando, y que pide hospitalidad á un piadoso ermitaño.
Palabra del Dia
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