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Actualizado: 28 de junio de 2025


Mientras se confrontaban los números del cartón con los de las bolas que se hallaban esparcidas encima de la mesa, tarea que duró buen rato, porque Paco se complacía en atormentar á la afortunada señora, los amantes no cruzaron la palabra. Cuando el jugador volvió á agitar la bolsa comenzó otra vez su arrullo suave. Te voy á pedir una cosa. ¿Qué es? ¿Me la concederás? Díme antes lo que es.

No anhelaba que la amasen más de lo que podía amar ella. La coquetería era, pues, para doña Luz un vicio ignorado y casi incomprensible. Su fallo, la propia sentencia que ella dictaba acerca de cualquiera calidad, acto o virtud de su persona, la lisonjeaba y complacía mil veces más que todo el aplauso de cuantos la rodeaban.

Con cierto refinamiento egoísta de idealismo pervertido y femenino, se complacía en persuadirse de que la desgracia de Manuel daba solución al pavoroso problema de sus dudas; porque si había de quedarse ciego, ¿qué importaba ya que en ella subsistiese el encanto de su belleza heredada y funesta?

Temperamento activo, vigilante, tan avara o más que su yerno, no podía jamás estar un cuarto de hora sin tener algo entre manos. En los negocios interiores de la casa no tenía intervención muy señalada. Calderón se complacía en ordenarlo y manejarlo por mismo todo. Y esto significa una contradicción que debemos hacer resaltar para que se comprenda bien su carácter.

Por el debido respeto, sin embargo, no se atrevió a dar la menor señal de impaciencia. El Padre Ambrosio se complacía en perorar y prosiguió de esta suerte: Ten calma y espera. La destilación del maravilloso filtro, que va a remozarte, se está verificando en ese pequeño alambique.

Mi tío se bañaba en agua rosada con estas cosas, porque las tomaba por señales de mi rápida aclimatación; y yo me complacía en ver con qué escaso esfuerzo de mi parte le proporcionaba uno de los pocos goces a que podía aspirar ya el pobre viejo.

El amor aquel en algunos de ellos tenía que haber pasado por fuerza, so pena de ser ridículo; los años y la grasa, y la terrible prosa de la existencia pobre y montaraz de allá arriba, habían quitado todo carácter de verosimilitud a cualquier tentativa de constancia amorosa; pero no importaba: Emma se complacía en ver a su lado a los que todavía recordaban con respeto y cariño el amor muerto, y consagraban al objeto de tal culto todos los obsequios compatibles con el natural huraño y brusco de la raza montés.

Desde que tuvo lugar esta ocurrencia, la gente de Villafría había depuesto la jactancia y se complacía en ser humilde. La franqueza y la sinceridad les parecían asimismo prendas muy necias y que nunca deben emplearse con los curiosos, comprendiendo toda la práctica sabiduría del proverbio que dice: A quien quiere saber, mentiras en él.

Todos los vagos ensueños de amor, todas las palabras dulces, todos los regalos del alma se ofrecieron de repente a su fantasía, no ya cifrados en un ser ideal y aéreo, creación imaginaria, sino aplicados y consagrados al amor de una persona real y llena de vida, cuyas excelentes prendas se complacía en reconocer y cuyo afecto hacia ella adulaba su orgullo.

En aquella época, bueno será que le advierta que me complacía en andar muy lechuguino ó sietemesino, como ustedes dicen ahora, cosa que tenía siempre escamada á mi pobre mujer. ¿Para qué te compones tanto, hombre de Dios? ¿Vas de conquista? ¡Quién sabe! contestaba riendo y dejándola un poco enojada. No es malo tener á las mujeres un si es no es celosas.

Palabra del Dia

rigoleto

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