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Actualizado: 8 de junio de 2025


Dios me salvará y yo combatiré por salvarme con su auxilio; pero, si me pierdo, los enemigos del alma y los pecados mortales no han de entrar disfrazados ni por capitulación en la fortaleza de mi conciencia, sino con banderas desplegadas, llevándolo todo a sangre y fuego y después de acérrimo combate.

Regresó al Perú, tomando parte activa en la campaña contra los patriotas, y salió herido el 7 de julio de 1822 en el combate de Pucarán.

Deslizándose sobre las rocas, introduciéndose en las cavernas, dormitando medio enterrada en la arena, toda la varia y tumultuosa nación de los crustáceos movía sus herramientas cortantes y tentaculares, hacía brillar sus armaduras japonesas, unas teñidas de rojo casi negro, como si guardasen la sangre seca de un lejano combate, otras de fresca escarlata, lo mismo que si reflejaran en su dureza los primeros fuegos de la aurora.

No es solamente la duda la que inspira a Hamlet sus famosas reflexiones: Ser o no ser: he ahí el problema. ¿Qué es más de admirar? ¿La resignación que de rodillas acata los caprichos de la ciega Fortuna o la fuerza que lucha en el mar proceloso y encuentra el término de sus males en ese terrible combate con los embravecidos elementos? ¡Morir!

Duró la resistencia y lo mas caloroso del combate cerca de dos horas; tuvimos bastantes muertos y heridos, por la constancia con que los rebeldes resistieron los esfuerzos de las tropas del Rey: y para dar una idea del estado en que estaban estos indios, y que dista mucho de la sencillez y pusilanimidad en que los encontraron nuestros primeros conquistadores, referiré dos casos, que no solo acreditan, sino que comprueban la bárbara obstinacion que los poseia.

Aunque no hubiesen llegado á mi noticia por diversos caminos claros indicios de quién es el autor del libro, creo que de seguro hubiera yo adivinado el nombre del autor; pero como él entró en el palenque y combate con la visera calada, yo no quiero ser ni seré quien le quite la visera y descubra su rostro y su nombre.

Cubierto el puente de caliente sangre Izando al tope flámula de honor Ha visto la bandera de un Imperio Sepultarse entre el humo del cañon. Y al pasar por su costado Brown que el combate ordenaba Con su bocina de mando A los bravos saludaba. En el Juncal, donde con pecho fuerte Clamaban todos: «Libertad ó muerte

Grandes noticias, grandes noticias traigo, Sr. D. Gonzalo Fernández de Córdova exclamó desde la puerta . Aguárdense todos, si quieren saber la verdad pura. ¿Pero se van estas niñas? ¿Por qué me tienen miedo? ¿Y usted, D. Roque, no quiere escuchar?... Vayan noramala, pues, y ustedes se lo pierden, por que no saben lo que ocurre... La lanza, señor Fernández, tome usted al punto la lanza, y prepárese al combate, porque se acerca lo tremendo, y ahora verá quiénes son buenos patriotas y quiénes no lo son.

Mi amo le preguntó por su mujer, y de su contestación deduje que se había casado poco antes, por cuya razón le compadecí, pareciéndome muy atroz que se le mandara al combate en tan felices días.

Sin embargo, las neuralgias que este medicamento combate eficazmente, están siempre complicadas con discrasia, debilidad relativa de la nutricion ó del predominio de los jugos blancos.

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