Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 15 de mayo de 2025
Al ver los rojos envoltorios que servían de almohadas a estos vagabundos, tranquilizábanse los soldados del orden. Suavemente les quitaban las gorras, y al encontrarse con el peludo apéndice de la coleta, se alejaban riendo sin más averiguaciones. No eran ladronzuelos: eran aficionados que iban a las capeas.
Pues hacía yo bonito papel... Hombre, muchas gracias... No, no he dicho nada... Además, diferentes veces me ha oído usted decir que hace tiempo que me corté la coleta. Sí, sí.
Hay que protegerla; hay que ayudar al mediano; que gaste el de arriba, ya que tiene, pero que no sea todo para él... Maltrana interrumpió al viejo. Era capaz de permanecer allí toda la mañana si seguían escuchándolo. Le esperarían sus parroquianos; su ayudante, el Bobo, lanzábale miradas de impaciencia; el pobre Coleta aguardaba a que le dejase subir en el carro para ir a Madrid.
La coleta pendía deshecha y enmarañada sobre su cuello; el rostro tenía una palidez de hostia. Abrió los ojos al sentir una mano en las suyas, y sonrió levemente viendo a Carmen, pero una Carmen tan blanca como él, con los ojos secos, la boca lívida y una expresión de espanto, como si fuese aquel su último instante. Los graves señores amigos del espada intervinieron prudentemente.
Sí; él era, y se alegraba de que Coleta le reconociese. ¿Qué deseaba tomar? Pero antes de que el trapero contestase, Maltrana y su amigo se fijaron en una gran escoriación que enrojecía todo un lado de su cara. La sangre seca manchaba los bordes del desgarrón. Coleta levantó los hombros con indiferencia. Aquello no era nada: un tropiezo al salir de la taberna del Cubanito, la noche anterior.
No usaba peluca, y sus abundantes cabellos rubios, no martirizados por las tenazas del peluquero para tomar la forma de ala de pichón, se recogían con cierto abandono en una gran coleta, y estaban inundados de polvos con menos arte del que la presunción propia de la época exigía.
Yo, de mozo, fui carlista; soy manchego y anduve con Palillos: pura ignorancia. Pero repito que vi nacer la criatura, y tendría gusto en enterarme por mis ojos de hasta dónde alcanza, pues por ahora no es gran cosa lo que lleva hecho en favor del mediano... ¡Pero soy tan viejo!... ¿Ve usted a Coleta, ese borrachín que nos oye?
Y para certificar su identidad se quitaba la gorra, echando atrás la coleta: un mechón de a cuarta que llevaba tendido en lo alto de la cabeza. Su compañero de miseria era Chiripa, muchacho de su misma edad, pequeño de cuerpo y de ojos maliciosos, sin padre ni madre, que vagaba por Sevilla desde que tenía uso de razón y ejercía sobre Juanillo el dominio de la experiencia.
Pero transcurría el tiempo sin que las profecías se cumpliesen. El héroe caía víctima de una cornada mortal, sin otro responso de gloria que cuatro líneas en los periódicos, o se «achicaba» tras una cogida, quedando convertido en uno de tantos paseantes que exhiben la coleta en la Puerta del Sol aguardando imaginarias contratas.
La porquería y el aguardiente la iban barrenando la carne, según decía Coleta al insultarla en plena embriaguez con el apodo de Borracha. No están en casa, señor Isidro dijo con hipócrita mansedumbre . El Mosco se fue esta mañana con el señor Manolo, llevando las jaulas y la red. Han ido a pájaros. La chica, la Feliciana, va de máscara.
Palabra del Dia
Otros Mirando