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Actualizado: 15 de junio de 2025


Corríjase enhorabuena al chino, en lo que de corregir sea, pero considéresele y protéjasele en todo aquello que lo merezca, no olvidándose que las competencias no se vencen con declamaciones, y con el trabajo, la baratura y el perfeccionamiento. De Tabaco á Calolbon. Isla de Catanduanes. Su situación. Clima, terreno y productos. Los primeros misioneros. Calolbon. Etimología. Estadística. Clero.

Ante la mesa y sus apéndices, no sin mil cumplimientos y ceremonias, fueron tomando asiento los padres curas, porfiando bastante para ceder los asientos de preferencia, que al cabo tocaron al obeso Arcipreste de Loiro la persona más respetable en años y dignidad de todo el clero circunvecino, que no había asistido a la ceremonia por no ahogarse con las apreturas del gentío en la misa , y a Julián, en quien don Eugenio honraba a la ilustre casa de Ulloa.

Yo lo que digo lo pruebo replicó ; el Magistral es el azote de la provincia: tiene embobado al Obispo, metido en un puño al clero; se ha hecho millonario en cinco o seis años que lleva de Provisor; la curia de Palacio no es una curia eclesiástica sino una sucursal de los Montes de Toledo.

A pesar de las amonestaciones y malos tratos de su hija, Barinaga no había querido pasarse al partido contrario; se había hecho libre-pensador y renegaba de todo el culto y de todo el clero. Nada, nada; repetía, todos son iguales; lo que dice don Pompeyo Guimarán; el mal está en la raíz; ¡fuego en la raíz! ¡abajo la clerigalla!». Y cuanto más borracho, más de raíz quería cortar.

Que S. I. se abandonaba en brazos del Provisor para todo lo referente al gobierno de la diócesis. Esto, según unos, era la perdición del clero y el culto, según otros una gran fortuna; pero todos convenían en que el bueno de Camoirán no tenía voluntad.

También el señor Crackenthorp, al mismo tiempo que advertía a Silas que probablemente su dinero le había sido quitado porque pensaba demasiado en él y no iba nunca a la iglesia, reforzaba su doctrina regalándole unos pies de cerdo; medio excelente de disipar los prejuicios mal fundados que existen sobre la reputación del clero.

«Quitolis», con todo, no quiere ser nada de esto. Si en algo ha errado, está pronto a retractarse. El señor obispo reconoce su inocencia y simpatiza con su buena intención. Pero le induce a volver a su silencio y a su retiro y a no predicar en adelante para no excitar la cólera o el enojo del clero.

El ayudante hablaba mejor, y adquiría cierto donaire en cuanto se trataba de denigrar al clero. Pido la palabra gritó una voz atiplada desde un palco. ¿Quién es? ¿Quién es? se preguntaron unos a otros los espectadores y los altos dignatarios del escenario. Es el hijo del Perinolo. ¿Quién? El hijo del Perinolo. El hijo del Perinolo.

El coro nuevo se hallaba tambien muy atrasado; sin embargo leemos que en este año fué preciso abandonar el coro viejo, y que el clero empezase á residir provisionalmente en las naves del altar de S. Sebastian, y no sospechamos la causa. La obra mas notable de este tiempo fué la de la torre.

Los que estaban furiosos eran los libre-pensadores que comían de carne en una fonda todos los viernes Santos. «¡Aquel don Pompeyo les había desacreditado! »¡Vaya un libre-pensador! »¡Era un gallina! »¡Murió loco! »¡Le dieron hechizos! »¿Qué hechizos? Morfina. »El clero, milagros del clero... »Le convirtieron con opio... »La debilidad hace sola esos milagros... »Sobre todo era un badulaque...».

Palabra del Dia

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