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Actualizado: 18 de septiembre de 2025
Ciñendo aparejo y aprovechando vela, algo fuera de rumbo, pudimos ganar Punta Santiago, entrando por efecto de los continuos cambios de viento y las corrientes en el Seno de Balayan, pudiendo notar en las tierras de la provincia de Batangas, las pintorescas casas de Taal, hermoso pueblo que se eleva en las cercanías de la laguna llamada por algunos Encantada, sobre la cual se levanta el célebre volcán de Taal, del que no podemos pasar sin decir algo á nuestros lectores.
Después de la primera visita D. Benigno bajó cojeando la escalera; y ciñendo estrechamente al cuello el embozo para abrigarse bien, dijo dentro de su capa: «No sirve, no sirve para el caso». Partió, pues, a los Cigarrales en compañía de Alelí, que ya casi no se podía tener derecho, y allí, en aquel delicioso edén de almendros, aconteció lo que pronto, muy pronto verá el juicioso lector.
El anchuroso valle así iluminado ofrecía un aspecto de lago dormido. Después de caminar bastante tiempo por el medio, nuestra comitiva tocó en las montañas que lo cercaban. Era necesario trasponerlas para entrar en la campiña que rodea a... La carretera penetraba por los sitios más accesibles, ciñendo el costado de uno de los montes con declive bastante pronunciado.
Ciñendo la carretera, con el rostro vuelto hacia los coches, suelen cruzar a paso largo algunos señoritos de palo, con el felpudo sombrero ladeado, puños salientes, levita abrochada hasta la nuez y báculo. Llevan dentro un resorte que en ciertos momentos les obliga a detener el paso, llevar la mano al sombrero, agitarlo en el aire, ponérselo otra vez y seguir andando.
Ni la verán ciñendo su alba frente de sampagas, al brillo refulgente de sus ojos obscuros y sombríos. Bella mujer, que en los felices días, como la flor que aroma los vergeles, endulzaras la vida con las mieles de tus eternas y mansas alegrías; Dieron solaz las dulces melodías de tu garganta a los proscriptos fieles, y gozó la fragancia de claveles que de tu dulce cuerpo despedías.
Los musulmanes la convirtieron en castillo ciñendo sus riberas con altos muros y torreones, y cerrando su única salida á la campiña con el fuerte de la Cava, llamado despues de Julia, del que es reliquia ese grueso baluarte que ahí ves.
Sin embargo, el contraste de aquella cortina oscura con la blancura de paloma del pueblo la hacía grata a los ojos y poética. En suave declive, por una carretera trazada al intento, bajamos al manantial que sale en el centro mismo del río Guadalquivir, el cual viene ciñendo la falda de la sierra. Hay una galería o puente que conduce de la orilla al manantial.
Soy ya una sombra; pero el genio de la belleza y la armonía velan aun mi sueño como en los dias de mis reyes. La naturaleza no me ha sido nunca infiel: ciñó de flores mi cuna y está ciñendo de flores mi sepulcro; á cada paso que doy hácia la tumba hace brotar bajo mis pies una vegetacion mas caprichosa.
Era admirable de precisión: una maniobra mal hecha, una cuerda rota, y la goletilla iba al fondo del mar. Al cambiar de dirección creímos que se hundía; hubo un momento en que estuvo tendida casi por completo; pero pronto se fué enderezando y vino hacia nosotros ciñendo el viento. Sobre la cubierta estaba Machín, tendido, acurrucado, y, al pasar cerca de nosotros, nos echó una cuerda.
Un bajo-relieve de Marocheti, que representa la batalla de Jemmapes, en 1792, orna el frontis lateral del Norte, y otro bajo-relieve, que representa la batalla de Austerlitz, orna la fachada lateral del Mediodía. Arriba, sobre el friso, como una corona que está ciñendo una cabeza, se ven grupos inmensos, los cuales figuran la ida y la vuelta de los ejércitos franceses. ¡Cuánta belleza!
Palabra del Dia
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