Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 12 de mayo de 2025
¿Qué tienes, hija mía? gritó don Víctor acercándose al lecho. «Era el ataque, aunque no estaba segura de que viniese con todo el aparato nervioso de costumbre; pero los síntomas los de siempre; no veía, le estallaban chispas de brasero en los párpados y en el cerebro, se le enfriaban las manos, y de pesadas no le parecían suyas...». Petra corrió a la cocina sin esperar órdenes; ya sabía lo que se necesitaba, tila y azahar.
Esta mujer tan altanera con todo el mundo, sentía un goce especial, semejante al de los místicos, en humillarse ante su madrastra. La voz de ésta removía como un conjuro mágico las débiles chispas de bondad y de ternura que ardían en su corazón y les prestaba por un instante el aspecto de incendio.
Se habían juntado no sé cuántos; sabían por dónde iba a pasar, y bien tranquilos, ocultos tras la maleza, le hicieron una descarga, sin que el pobre pudiese llevar la mano a su escopeta... ¡Ya estarán contentos! ¡Ya no pensarán más en el Mosco, que era su preocupación!... El pobre Chispas, cuando sane, si es que sana, irá a presidio... Da rabia, Isidro, pensar que hombres tan hombres mueran como perros, por querer vivir de lo superfluo, de lo que otros no necesitan; que los cacen como fieras, sin haber hecho otro delito que cobrar algunos conejos... ¡Puñales! ¡y después aún se extrañan de que pidamos la revolución!...
No sé qué dimes y diretes tuvo aquella mañana con Pepa, pues se oyó el vocear de ambos en el despacho, y hasta lloriqueos y aún porrazos sobre los muebles, signos evidentes de violenta disputa; luego salió la mujer muy agitada, con los pelos desordenados y echando chispas por los ojos, y alguien que la encontró al paso, la oyó decir: ¡No quiere, no quiere! pues veremos si la ley le obliga.
¡Mil gracias... oh... mil gracias!, había dicho la artista, despidiendo, entre miradas y sonrisas, chispas de gloria para el corazón de Reyes, que estuvo viendo candelillas un cuarto de hora.
Una noche muy oscura, mi hermano, que iba adelante por el lomo de la pared, se detiene y, volviendo la cabeza, me dice en voz baja: "Volvámonos, que ahí está el diablo". ¿Dónde? le digo yo, levantando la cabeza por encima de sus espaldas, para mirar hacia adelante; y apenas le hube divisado, de poncho y chambergo, con una mano a la espalda, en actitud de sacar el cuchillo de la cintura y echando chispas por la boca, la nerviosidad consecutiva nos hizo resbalar a los dos y caer.
Pero entonces hacía falta otra cosa. ¿Aquel vacío de su corazón iba a llenarse? Aquella vida sin alicientes, negra en lo pasado, negra en lo porvenir, inútil, rodeada de inconvenientes y necedades ¿iba a terminar? Como si fuera un estallido, sintió dentro de la cabeza un «sí» tremendo que se deshizo en chispas brillantes dentro del cerebro.
Allí se abrían ciertas bocas que indudablemente ocultaban algo. Su hermano y Maltrana agacháronse por consejo suyo. Los perros daban silenciosas vueltas alrededor del árbol, como si olfateasen la caza oculta en las entrañas del suelo. El Chispas se colocó de rodillas a alguna distancia. Estaban allí las bocas de salida, y colocó en ellas los capillos de red.
El Mosco y su acólito el Chispas habían caído en una emboscada de los guardas. El maestro había muerto acribillado de plomo; su discípulo y acompañante estaba en el hospital, con dos balazos en un hombro.
Pero, apenas hube pronunciado el nombre de Pütz, saltó de su silla y tiró la pipa contra la estufa, donde se rompió mientras el tabaco se esparcía en chispas. ¡Y si le hubieran visto ustedes la cara! Les habría dado miedo. Morada, hinchada, como si le fuera a dar un ataque.
Palabra del Dia
Otros Mirando