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Actualizado: 24 de mayo de 2025


También Cesarina está muy triste, pero bien penetrada de su deber; teme, dice, que si fuerza por misma las repugnancias, el descontento de aquellos de quienes nosotros dependemos recaiga sobre . ¡Lástima grande que así se rompan las esperanzas de dos almas puras que sentían una hacia la otra cierta inclinación natural, por cierto bien inocente!

Cesarina va allí muchas veces, y su cuñado, Luis de Vignet, el amigo de Alfonso, está casi siempre; hace versos y se los lee a las señoritas de la reunión; les ha leído también algunos, escritos por Alfonso, que han sido celebrados por la concurrencia: cuando se le interroga sobre su amigo, hace de él un elogio exagerado, le compara a cierto joven poeta inglés, cuyo nombre no recuerdo en este momento: únicamente que ha escrito poemas fantásticos que hoy gustan mucho, y les ha prometido presentar a su amigo cuando pasara por Chambery de regreso de Suiza: Alfonso se encontraba entonces en aquel país solo, y habitaba en la cabaña de un pescador a la orilla de un lago.

Pero el es joven y es natural que sus pensamientos sean distintos a los míos. El proyectado casamiento de mi Cesarina, resulta decididamente irrealizable, me he visto obligada a decírselo así a este pobre joven. La familia se ha obstinado en la negativa más absoluta; estoy desesperada y he llorado mucho; el pobre joven parece resuelto a esperar aún contra toda esperanza.

Si ella ha prometido sinceramente a Cesarina entrar en nuestra religión, y educar sus hijos en nuestra fe, creo que habrán terminado con esto los obstáculos. ¡Qué de disgustos me cuesta el ir venciendo las dificultades que se oponen al bienestar de la familia y sobre todo la tranquilidad de mis hijos!

Tened piedad de , Dios mío; tiemblo por lo que he de sufrir yo y por lo que habrán también de sufrir mis hijos Alfonso y Cesarina y mi buena amiga madame Paradis que necesita de en estos momentos. Valor y prudencia.

Cesarina parece estar en su elemento, simpatizando con las gentes de este país, que son buenas y sencillas; nos colman de atenciones, que verdaderamente puedo calificar de amistosas. Felicítome mucho todos los días por este casamiento, que tantos disgustos me ha costado figurándome que había dificultades de verdadera monta para realizarlo.

Al poco tiempo, o sea el 21 de febrero de 1819, se ve que la obediencia de Cesarina se trocó en verdadera felicidad, al menos en apariencia. Domingo, 21 de febrero de 1819. El día 17 hemos llegado a Chambery; están los caminos intransitables y hemos hecho el viaje en largas jornadas. La mayor parte de la familia nos esperaba con impaciencia; hemos sido recibidos como príncipes.

Habiendo recibido muy bien a los emigrados franceses en su casa de Londres, acogió muy particularmente a una gran dama emigrada de Saboya, conocida por la señora marquesa de la Pierre, a quien tuve el honor de conocer en casa del gobernador de Saboya con motivo del casamiento de Cesarina. Es una persona que ha debido ser de una belleza extraordinaria.

Palabra del Dia

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