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Actualizado: 17 de julio de 2025
Entre aquellos desgraciados había unos que eran jóvenes y otros viejos, con los rostros blancos como la cera, los ojos desmesuradamente abiertos y los brazos extendidos. Algunos pugnaban por levantarse, pero volvían a caer en seguida; otros miraban a las alturas como temiendo que les disparasen desde ellas. Y se arrastraban desde lo largo del talud para ponerse al abrigo de las balas.
Ostutzale Erantzale Nescatzale Zu cerá. Tellagorri, al oir la canción, fruncía el entrecejo y se ponía serio. Tellagorri era un individualista convencido, tenía el individualismo del vasco reforzado y calafateado por el individualismo de los Tellagorris. Cada cual que conserve lo que tenga y que robe lo que pueda decía.
Poco á poco fué extinguiéndose en ella aquel acompasado son, que es el último vibrar de la vida, y al fin todo calló, como calla la máquina del reloj que se para; y la linda Celinina fué un gracioso bulto, inerte y frío como mármol, blanco y transparente como la purificada cera que arde en los altares. ¿Se comprende ahora el remordimiento del padre?
El altarito en que está el niño Jesús se ve adornado de flores, y alrededor macetas de brusco y laureola, y en el altar mismo, que tiene gradas o escaloncitos, mucha cera ardiendo.
Tapices de Flandes cubrían las paredes, una gruesa alfombra el pavimento; del techo, renegrido ya, pero majestuoso, uno de esos techos de madera del gusto del Renacimiento, de enorme relieve, con profundos casetones magistralmente tallados con florones, grecas, hojas, frutas y caprichos admirables, pendía una araña de cristal cargada de bujías de cera encendidas.
Con toda claridad, y distincion se nos pinta en la imaginativa como torcido un palo metido en el agua quando está derecho: y con la misma claridad se nos representa una bola de cera como si fuesen dos, quando la movemos con los dedos atravesados, y así otras muchas cosas, en que quedamos cada dia engañados por las representaciones de la fantasía.
Por las puertas abiertas llegaban hasta la plaza los gemidos de los instrumentos, las voces de los cantores, una melodía dulzona y voluptuosa acompañada de las bocanadas de perfume de las flores y el olor de la cera. Fumaron cigarro tras cigarro los toreros y aficionados que se agrupaban fuera del templo.
Arreglaba un altar y vestía las imágenes mejor que ningún sacristán. Tapizaba muebles, hacía flores primorosas de cera, empapelaba habitaciones, bordaba con pelo, pintaba platos.
Allá en el monte, entre las negras encinas y los tomillos, una escena lamentable ocurre. Millares de señoras enfurecidas zumban y pican, defendiendo el fruto de su maravillosa industria. Y no trate de disculparse el desvergonzado gorrón diciendo que con la miel va á hacer medicinas, y con la cera velas para los santos... «Aquí no se admiten subterfugios.
El castillo de San Diego debió prestar excelentes servicios, pues dada la situación de Gumaca necesitaba un avanzado centinela que precaviese las sorpresas, fáciles de llevar á cabo en aquellas playas, por la circunstancia de interceptar la exploración la extensa isla de Alabat. Los principales productos de Gumaca son: el arroz, las maderas, la brea y la cera.
Palabra del Dia
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