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Actualizado: 9 de junio de 2025


No pase vuestra merced adelante, que de eso pienso apelar, y no con las mil y quinientas, sino a mi juez, por no causar perjuicio a mi hábito y dignidad; y en prosecución de ella gastaré lo que tengo. Bueno es que yo, siendo eclesiástico, hubiese de padecer ese agravio. Yo probaré que las coplas de poeta clérigo no están sujetas a tal premática, y luego quiero ir a averiguarlo ante la justicia."

Era aquélla una de esas noches armoniosas que parecen hechas ex profeso para los ruiseñores, los poetas y los amantes, y que en una naturaleza tan nerviosa como la de Magdalena no podía menos de causar una impresión muy profunda.

Ignoro si esto que y puntualmente refiero llamará la atención de mis lectores; pero lo que les ha de causar sorpresa, ¡qué digo sorpresa!, asombro grandísimo, es el saber que me atreví a desafiar las iras del licenciado Lobo, del mismo Lobo de marras, no vacilando en arriesgarlo todo por esclarecer lo que tan hondamente me inquietaba.

Su espíritu no era bastante sutil como para adivinar qué causa había podido causar aquella extraña inversión de las relaciones entre el padre y el hijo que importaba aquella intención de Godfrey de darle cien libras esterlinas. La verdad es, mi padre... lo siento mucho... que hice muy mal. Fowler pagó como dijo las cien libras esterlinas. Me las entregó cuando fui allá, el mes pasado.

Elena entra mañana en un convento, de manera que os veréis libre de su guarda, y podréis pasearos todo el día y hacer lo que queráis... ¿Por qué parecéis disgustada? yo creí que os iba a causar gran alegría. Marta comprendía muy bien que debía fingir una gran satisfacción.

¡Laura... Elena...! exclamó la viuda completamente vuelta en . ¡No llames madre a esa mujer! Ven aquí, sobre mi corazón, querida mía... Pero calló de pronto, por el temor de que una revelación inesperada fuera a causar a su hija una emoción fatal. ¡Oh Marta! ¡Vos aquí! ¡Ahora ya no me puede suceder nada malo! exclamó la joven arrojándose en sus brazos.

Un moro, que se halla en la corte, como embajador del Rey de Granada, que se dice médico y astrólogo, profetízale las horribles desdichas que la crueldad de D. Pedro ha de causar á su familia, la muerte de Doña Leonor de Guzmán y del gran Maestre de Santiago, así como la de D. Pedro á manos del mismo D. Enrique.

Y fue el primero la aparición de un extraño fenómeno a las puertas de Madrid, que vino a causar al marqués de Villamelón un pavor tan grande, como no lo causó nunca Catilina a las puertas de Roma, ni Mahomet II a las de Constantinopla, ni Isabel la Católica a las de Granada, ni Guillermo I a las de París. ¡La trichina!...

Supuso que la señora Princetot se alarmaba sin duda a causa de la enemiga que su hijo manifestaba a la Administración forestal y temiendo que esto le había de causar algún disgusto. Para tranquilizarla añadió: , pasé ayer con su hijo algunas agradables horas en Rosalinda... Un doloroso suspiro se escapó de los labios de Miguelina y esto aumentó todavía la sorpresa de su interlocutor.

¡No lo creo, no creo nada! decía, como si la negación le pareciese respuesta bastante eficaz a contrarrestar lo que acababa de oír. ¡Qué daño me hace causar a Vd. tanto mal! Y, sin embargo, es preciso; porque ni mi madre ni yo queremos aceptar la responsabilidad de ocultar culpas de esta índole.

Palabra del Dia

consolándole

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