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Actualizado: 7 de noviembre de 2025
La sorpresa y... dígase de una vez, la indignación de aquellas buenas muchedumbres llegaron a su colmo cuando vieron que por el camino adelante venían dos carros cargados con enormes piezas de piedra blanca y fina. ¡Ah!
5 Y fue dado aviso al rey de Egipto cómo el pueblo huía; y el corazón del Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva? 6 Y unció su carro, y tomó consigo su pueblo; 7 y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos.
Yo no creo hubieran podido escapar con carros ni sin ellos, porque allí estábamos nosotros para impedírselo; pero sea lo que quiera, lo cierto es que Napoleón dijo algún tiempo después a Savary en Tolosa, hablando de aquel desastre tan funesto al Imperio: «Más hubiera querido saber su muerte que su deshonra.
Al toque de oraciones salió el Rey de la ALJAFERIA; delante de él iban á caballo todos los hijos de los que habian de ser armados caballeros aquel dia, llevando sus espadas: detrás los que llevaban las espadas de los ricoshombres á quienes el rey debia armar: á seguida iba D. Ramon Cornel con la espada del monarca, y delante de este dos carros triunfales del Rey, en que estaban ardiendo dos cirios de á diez quintales cada uno.
Fecha: Madrid 8 de octubre de 1622. Manuela. Ana. D. Juan Ramírez Fadrique. El capitán Medrano Cosme. El bastardo de Mansfel Juan Jerónimo. El obispo de Holestald Vargas. El duque de Bullón Jusepe. Don Gonzalo Juan Bautista. Don Francisco de Carros Manuel. El barón de Tili Narbáez. Dos Músicos. La encomienda bien guardada. Autógrafo. Fecha: Madrid 16 abril de 1610. Doña Luisa Mariana.
No cantaba la alondra, como en el jardín de Verona anunciando el alba a los amantes de Shakespeare; pero comenzaba a oírse el chirrido lejano de los carros en los caminos de la campiña, y una canción perezosa y soñolienta entonada por una voz infantil. Adiós, Rafael... Ahora sí que es el último. Nos van a sorprender.
Todos los polvoristas de Madrid se habían instalado en este barrio, que parecía la calle principal de un lugarón, con sus rústicos paradores y las casas sucias del polvo de los carros. Maltrana, siguiendo cuesta arriba, llegó al final de la doble fila de casas.
Todo pasó, todo va cayendo atrás revolviéndose en la estela que deja el barco...». De repente dio un salto, y levantándose se puso a dar paseos. «Mañana mismo me voy dijo , sí, me voy para siempre. ¡Morirme yo aquí, para que me lleven en esos carros tan cursis! No; gracias a Dios que tomo una resolución; y lo que es esta viene fuertecilla.
Los actores atravesaban la ciudad en carros cubiertos, cuyos costados estaban guarnecidos de cortinas pintadas, hasta llegar á aquella parte de la población, en donde se había de celebrar la fiesta. En seguida se colocaban los carros en círculo alrededor del tablado, ó formando triángulo, de suerte que su cortinaje sirviese de decoración.
Despues cuando ya Febo caminando Volvia con sus carros presuroso, Los campos con sus rayos matizando De rojo, verde, y blanco luminoso, Llegaron los Timbues pregonando, "Comprad de mi, que vendo mas gracioso." Y tanto regatean, que en Sevilla Podrian imprimir nueva cartilla.
Palabra del Dia
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