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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Además, tengo mis iniciativas propias sobre la forma del libro. Debe ser grueso, muy grueso. No tema usted correrse; se gastará en imprenta lo que sea preciso. Los capítulos deben ostentar al frente esos párrafos en letra, pequeña que llaman sumarios. Esto me ha gustado siempre; da cierto aire de seriedad y de método.
Según Aixa, el libro de Abentofail enseñaba el acceso a la Suprema Visión. Sentándose en las gradas de la alcoba, comenzó la lectura. El libro estaba escrito en arábigo; pero ella vertía las frases al español, resumiendo luego, a su manera, los capítulos. Su voz temblaba. Algo sutil y sagrado se esparcía como una luz sobre toda su persona.
Recitó, fingiendo el pícaro que improvisaba, los capítulos 1.º, 2.º, 3.º y 4.º de una de sus Vetustas y ya iba a terminar con el epílogo que copiaremos a la letra, cuando Obdulia le interrumpió diciendo: ¡Dios mío! ¿Habrá aquí ratones? Yo creo sentir....
Jenofonte Ateniense, pongo por caso, no dice yo en su Anábasis, sino se nombra en tercera persona cuando es menester, como si fuera uno el que escribió y otro el que ejecutó aquellas hazañas. Y aun así, pasan no pocos capítulos de la obra sin que aparezca Jenofonte.
El Congreso constituyente del Perú se habia reunido, con antelacion á los hechos últimamente citados, el 1° de Mayo, y declaró que la Constitucion jurada en 9 de Diciembre del año anterior era nula y sin ningun efecto, por haber sido sancionada de un modo ilegal y atentatoria á la soberania del pueblo; restableciendo provisionalmente en su fuerza y vigor, con supresion de algunos capitulos, interin el Cuerpo Legislativo se ocupaba de formar otra nueva, la admitida y votada en 1823.
Nadie se atrevía a adelantarse, y aunque en el desorden de las vestiduras se dejaba ver la punta de una leve chinela de tafilete y oro, como no se hallaba a mano ningún tenacero de plata de longuísimos mangos para remediar aquel preciosísimo desgaire, necesario fué dejar las cosas en su primitivo estado por no probar, el que indiscreto anduviera tocando lo que no debía, la agradable aventura de verse dividido en dos partes, como algunos capítulos del Alcorán.
Mariana se complacía mucho en oir leer. De modo que, por este lado, marchaba bien el matrimonio. Léelo, hombre.... Creo que a Pepe y Ramón no les molestará dijo aquélla. Castro hizo un leve signo de aquiescencia, Ramoncito se apresuró a manifestar con ademanes extremosos que tendrían un gran placer ... que él era muy aficionado a los bellos capítulos, etc. ¡Pocas gracias!
Una obra teatral llegará, cuando más, hasta siete actos y cambiará sus decoraciones quince ó veinte veces: pero le es imposible ir más allá. Una novela, lo mismo que una historia cinematográfica, puede disponer de tantos escenarios como capítulos, tener por fondo los más diversos paisajes y por actores verdaderas muchedumbres.
Esta explicacion es cómoda, pero tiene el defecto de que no puede resistir al exámen filosófico, como se ha demostrado en los capítulos anteriores; y así es menester apelar á consideraciones de otra especie.
Creo pues, que el principio de causalidad no resulta completamente explicado sino ateniéndonos á lo dicho en los capítulos anteriores. El comenzar, supone un no ser de lo que comienza; y del concepto de no ser, es imposible que salga el ser: esto es contradictorio. I, Cap.
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