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Actualizado: 12 de junio de 2025
Capitana Loleng, la activa é inteligente capitana Loleng tenía su libro de cuentas abierto pero sin leerlo ni escribir nada en él; no fijaba la atencion en los platos, llenos de perlas sueltas, ni en los brillantes; aquella vez se olvidaba y era toda oidos.
Pasó la galera adelante un buen trecho; los del bajel se vieron perdidos, hicieron vela en tanto que la galera volvía, y de nuevo, a vela y a remo, se pusieron en caza; pero no les aprovechó su diligencia tanto como les dañó su atrevimiento, porque, alcanzándoles la capitana a poco más de media milla, les echó la palamenta encima y los cogió vivos a todos.
Hicieron ruidosa ovación a su capitana que empezó a recorrer las filas calentando a las que aún tenían recelo o no estaban dispuestas a gritar.
Don Martín Fernández de Navarrete publicó en su Colección de Viajes y descubrimientos lista de cuarenta individuos que le fué remitida desde el Archivo de Indias, entendiendo por la expresión del encabezamiento, que rezaba murieron en la isla Española, fueran los que dejó Colón en la fortaleza de la Navidad después del naufragio de la capitana y, por tanto, los que en ella habían ido, primeros europeos que fecundaron con su sangre la tierra recientemente hollada.
Así aquel supuesto conde italiano de Tirso de Molina, en el acto II de La Huerta de Juan Fernández: TOMÁS. De Génova me sacó la capitana o sargenta.... Desembarqué en Vino-arroz....
En tal estado de inseguridad histórica del pueblo que baña el gran Pacífico, corría el primer tercio del siglo XVI, en que ya empieza á delinearse la verdadera historia dé las hoy llamadas islas Marianas. El siglo XVI. Hernando de Magallanes. Capitulaciones. La Capitana, el San Antonio, la Victoria, la Concepción y el Santiago. Sebastián Elcano. Llegada al Brasil. Invernadas. Rebelión abordo.
Su voz algo aflautada sólo rendía el pabellón ante el ceceo cubano de la Amézaga capitana. Oigamos el concertante. Pues éste lo compré hoy decía Lola remangando desenfadadamente la manga de su vestido de muselina rosa con lazos de raso granate obscuro, y enseñando un brazalete de cuyo aro pendía un cochinillo retorcido de rabo y potente de lomo, ejecutado en fino esmalte.
Al anochecer, llegaron en un ómnibus las niñas, figurando como la capitana el Merengue de fresa. Todos la aclamaron reina de la función, así por su calidad de extranjera, como por ser la más hermosa, y, sin duda, la de más encumbrada jerarquía entre las de su oficio. Casi, casi, era una señorita.
Cargaban sobre ella con sus genízaros los dos bajaes Alí-Pachá y Pertew, y a no acudir en su socorro de la capitana el marqués de Santa Cruz, Dios sólo sabe si aquel día hubiera perecido a manos de infieles el gran don Juan de Austria. Rayo parecía la espada del marqués de Santa Cruz, que firme en la crujía de su capitana con sus arcabuceros españoles, rechazaba una y otra embestida.
Al segundo día de ser vecino del más alto de los munícipes, adquirí amistades con la respetabilísima y nunca bastante cantada mi señora Doña Tintay, Capitana en ejercicio, moza ya entrada en años, de anchas caderas, gran verbosidad, gran fama como matrona y gran influencia como legítima esposa, de legítimo matrimonio con el Gobernadorcillo del pueblo de Legaspi, el Sr.
Palabra del Dia
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