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Actualizado: 4 de junio de 2025


Pero la cigüeña, como si adivinase su sentimiento, abrió las largas alas y al punto con alegría y sorpresa advirtió Poldy que la cigüeña tenía debajo del ala izquierda y muy bien atado allí con un fuerte y sutil cordoncillo que bajo las plumas se escondía, un largo y delgado canuto o rollo.

No usaba ya el ioduro tan a pasto ni el canuto de brea, y sólo las jaquecas persistían, como esos amigos machacones cuya visita periódica causa espanto.

Con el periódico de la tarde, enrollado como un canuto, dábase golpecitos don Pablo en las piernas, mientras comunicaba a su hermana las noticias que traía; primero, las del diario: que el Gobierno va a hacer esto o lo otro, que el oro está a tantos, que el empréstito no cuaja, que el ministro tal se va...

Cada muchacho que compraba almecinas compraba también un canuto de caña, cerbatana por donde, después de haberse comido la poca y negra carne de la fruta, disparaba soplando el huesecillo redondo y duro.

De las paredes colgaban cuadros modernos de dudoso mérito y algunos retratos de señores de antaño, de esos que están metidos en cincelada armadura de ceremonia, el brazo tieso y en la mano un canuto, señal de mando. Los muebles no eran de lo más moderno.

Después del sangriento fracaso de aquella intentona nocturna, los dos volvieron á trabajar en el Paraguay, en la recolección del mate. Ellos eran los más inmediatos consumidores, pues sentados al borde del gran rio en las horas de descanso, chupaban incesantemente el canuto hundido en la pequeña calabaza rellena de hierba olorosa y de agua caliente que sostenían en una mano.

Aquel que empuña un canuto, semejante a los de los licenciados del ejército, debe de ser algún guerrero ilustre. ¡Vaya unos nenes! Aquella señora de empolvado pelo, ¡cuán hermosa es y qué bien está dentro de su tonelete! ¿Y aquella monja?...

Por eso cuando salió el coche, avanzó ella a escape sin temor de ser atropellada por los caballos, llegó hasta la portezuela, y con la presteza del asesino que alarga el puñal, alargó un papel arrollado en forma de canuto. El papel cayó en el coche, y las dos personas que iban en este se inclinaron al mismo tiempo para cogerlo. ¡Oh dicha!

«¿Aquí no nos ve nadie?... preguntó receloso mirando a las paredes y a la puerta. Nadie. Porque si me guipan...». Y sacó del bolsillo un objeto cilíndrico, largo, como de media tercia, de dos pulgadas de diámetro. Era un canuto fuertemente liado con bramante. «¿Qué es eso? Un petardo. ¡Ah!, ¿eso que estalla? exclamó Isidora con espanto . ¡Y va a estallar aquí!...

Eso es muy cierto respondió don Eugenio, que rara vez contradecía de frente a sus interlocutores ; a me gusta, como al que más, que la casa de los Pazos de Ulloa represente a Cebre; y si no fuese por cosas que todos sabemos.... El arcipreste, muy grave, sorbió el fusique o cañuto.

Palabra del Dia

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