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Actualizado: 1 de junio de 2025
Una sorpresa no menos desagradable que la de Watson cuando llegó á la estancia de Rojas fué la que experimentó Robledo casi á la misma hora, al regresar á su vivienda, cansado de la inútil busca de su amigo.
Poco después, los dos amigos, cansado hasta el mismo don Víctor de confesiones, volvieron a la mesa, donde reinaba la dulce fraternidad de las buenas digestiones después de las cenas grandiosas. No estaba allí Anita. Salió Álvaro sin ser visto, por lo menos sin que nadie pensara en si salía o no, y entró de nuevo en el caserón. En la cocina seguía la algazara. Lo demás todo era silencio.
Cansado de suspirar a la luna y de pasear su chaqué avellana por el barrio, ocurriósele a Bernardino robar a la muchacha, expediente muy socorrido en la vida y en el teatro.
Era que se sentía cansado, que aún no estaba repuesto de su cogida. «Y para esto aconsejaba en todas sus cartas es mejor que te retires y descanses una temporada. Después volverás a torear, siendo el de siempre...» El se ofrecía para arreglarlo todo.
Eneene no renunciaría, ni por la grita de la prensa, ni por la antipatía del público tornadizo, sino cuando el señor Presidente se mostrara cansado de sus servicios, y ya había para rato, pues ministro más sumiso, maleable y fiel no encontraría.
Por una miseria, que era lo que solicitaba al presentarse cansado y hambriento, no valía la pena de irritarlo, atrayéndose su venganza. El ganadero, que galopaba solo por las llanuras donde pacían sus toros, tenía la sospecha de haberse cruzado varias veces con el Plumitas, sin conocerlo.
-Calle vuestra merced, señor compadre -dijo el cura-, que Dios será servido que la suerte se mude, y que lo que hoy se pierde se gane mañana; y atienda vuestra merced a su salud por agora, que me parece que debe de estar demasiadamente cansado, si ya no es que está malferido.
NARV. ¿Juráis y prometéisme, Como hidalgo, venir a mi castillo De Alora y ser mi preso, al tercer día? ABIND. Sí juro. NARV. Pues partid enhorabuena; Y si queréis mis armas o persona, Iré con vos. ABIND. Vuestro caballo quiero, Porque entiendo que está cansado el mío. NARV. Tomadle, y vamos. NU
Ella, la buena pieza, palidecía de rabia, tal vez porque no podía atrapar de nuevo a su Rafael, porque éste, cansado de inmundicia, la abandonaba para siempre. ¡Ah, la perdida! ¡la ramera!
Porque quiero que sepa vuesa merced, señor mío, que no es todo oro lo que reluce; porque esta Altisidorilla tiene más de presunción que de hermosura, y más de desenvuelta que de recogida, además que no está muy sana: que tiene un cierto allento cansado, que no hay sufrir el estar junto a ella un momento. Y aun mi señora la duquesa... Quiero callar, que se suele decir que las paredes tienen oídos.
Palabra del Dia
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