Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 11 de junio de 2025
Por fin, después de muchas cartas, don Pedro parece que lo ha arreglado todo; le ha contestado a mi administrador que esté tranquila, que tendré la mejor mesa, junto a la terraza y al lado del caminito para ver entrar y salir la gente. ¿Y para que te vean? No, eso no me importa. ¿Quién se va a fijar en mí, en una pobre viuda? Vamos... no sea hipócrita conmigo. ¿Piensas bailar?
Tambien moria el sol al otro dia, y ella y él, caminito de la fuente que entre los olmos murmurar se oia, iban pausadamente; ella lloraba y él se sonreia.
Oribe, apoyado por Rosas, sucumbió después de tres años de lucha con el general baqueano, y todo el poder de Buenos Aires, hoy con sus numerosos ejércitos que cubren toda la campaña del Uruguay, puede desaparecer destruído a pedazos, por una sorpresa, por una fuerza cortada mañana, por una victoria que él sabrá convertir en su provecho, por el conocimiento de algún caminito que cae a retaguardia del enemigo, o por otro accidente inapercibido o insignificante.
Por supuesto dijo Juan vivamente, pensando con placer en que así se regocijaría Ana, cuya afición a Sol le era ya conocida, y se daría una prueba de estimación a la pobre viuda : por supuesto que la llevamos. Va a ser una gala de los ojos ver ir por un caminito de rosales que yo me sé, cogidas del brazo, a Sol, Ana y Lucía. Lucía, mañana nos vamos.
Yo pensé: llevando guita abundante, puedo distraerme un poco...; olvidaré sin dolor a la niña de Luzmela y a Rosa la del Molino...; ¿y no es también de justicia que yo pruebe el dinero de tío Manuel? Claro que sí dijo Salvador distraído. Pues aquí me tienes, médico, caminito de París...; ¿y tú?
Mas no sigas... Detente... Si supieras que al sentir en mis labios tu frescura, me dá vida el dolor, te detuvieras... Tánta es la hiel que en tí mi labio apura, que tornándose dulce el mar, pudieras tú sola devolverle su amargura. Iba cayendo el dia, y ella y él, caminito de la fuente que entre los olmos murmurar se oia, marchaban vivamente; ella lloraba y él palidecia.
También me guardan mesa en el comedor, en el mejor sitio, a la derecha del caminito del centro, que es donde se coloca la «haut», toda la gente conocida. Es muy difícil conseguir este sitio; todos quieren estar allí, aunque no sean conocidos... Para serlo. Claro; así se va sabiendo que existen.
Con este género de vida, sucedió lo que debía suceder. Su tutor pues era huérfano le anunció un día, en son fatídico, que todo aquel caminito de rosas lo llevaban directamente y en tren expres á la portería de San Bernardino, santo respetable en el almanaque, pero que, inscrito al frente del establecimiento á que se alude, es capaz de dar un calambre á una pieza de molave.
Palabra del Dia
Otros Mirando