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Actualizado: 28 de mayo de 2025


En una de estas calles había visto Febrer el Seminario, casa larga, de blancas paredes, con las ventanas cubiertas de rejas lo mismo que una cárcel. El Capellanet, al recordarla, poníase grave, borrándose de su rostro achocolatado el blanco marfil de la sonrisa. ¡Qué mes había pasado allí!

Por consiguiente, allí habrá algún día un pueblo que empezará por una fonda, un hospital y una estación, se aumentará con una cárcel y un café, llegará á tener su mercado y su iglesia, aspirará luego á teatro y plaza de toros, y concluirá por reclamar su Alcalde Corregidor.....

Los Torrebianca se han quedado con el dinero que dió Fontenoy para las verdaderas; ó han vendido las verdaderas, sustituyéndolas con falsificaciones. La mujer acogió con un suspiro el nombre de Fontenoy. Ese hombre está próximo á la ruina. Todos lo dicen. Hasta hay quien habla de tribunales y de cárcel... ¡Qué rusa tan voraz! Sonó una risa incrédula del hombre.

Una persona que sale de la cárcel no puede hallarse en disposición de atender a las primeras necesidades. Así, cuando usted entre por aquella puerta, hallará una modista y un chico de la tienda de sombreros que irá con muestras..., ¿usted se entera?... Tengo allí el gran cuarto de baño; usted calcule... Conque hasta las tres.

Y al hablar de la cárcel no podemos pasar en silencio un hecho que se verifica, no solamente en la de Albay, si que también en la mayoría de las de Filipinas.

Su brusca y misteriosa salida de la cárcel, el conocimiento de Bozmediano y el aturdimiento producido por sus palabras, le impidieron por algún tiempo darse clara cuenta de su difícil y rarísima situación. Pero cuando se vió solo y anduvo un buen rato, empezó á comprender que no tenía á donde ir, ni á quién dirigirse, ni con quién vivir.

La relación de aquel hombre había excitado mi curiosidad. Así que, después de caminar un rato en silencio, le pregunté: ¿Y V., cuando le echaron de la cárcel, se habrá ido a su casa? No, señor; me quedé cerca de la puerta para verle salir. Al cabo de media hora de espera, apaeció entre un montón de gente, lo mismo que este que va en el coche... ¡Ay, caballero, si viese V. que otro hombre era!

Anoche, en el cuartel de Somontes, le largaron una perdigonada al Bonifa, un pobre muchacho que no sabe huir el bulto... Hace una semana, pillaron en El Goloso al Bastián y al Paleto, les dieron una paliza de muerte, y ahora están en la cárcel de El Escorial... En el cuartel de Caños Quebrados hay un puñalero guarda que primero hace fuego y después da el alto.

No ha sido tan pequeño que pase tan pronto, marido mío; si vos hubiérais sido mejor de lo que sois y no hubiérais pensado mal de vuestra mujer, y no la hubiérais hecho meter en la cárcel, estaríamos mejor; yo no puedo olvidarme tan pronto de lo mucho malo que habéis hecho contra ; yo no puedo perdonaros tan fácilmente.

Supe que estaba usted en la cárcel, y no vacilé un momento. Comprendí que si ella le quería á usted verdaderamente, la mejor acción que en cabía era ponerle á usted en libertad, devolvérsele. ¡Qué complicación! De este modo pensaba yo ganar en su concepto.

Palabra del Dia

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