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Actualizado: 9 de mayo de 2025
El italiano, que se encaminaba en derechura al Oeste, hubiese encontrado en toda su fuerza la cálida corriente que de las Antillas se dirige á Europa, y mucho le habría costado salvar aquel líquido muro, pereciendo ó navegando con tal lentitud que su tripulación se revoltara.
Sólo estaban abiertos los lagares para ventilarlos, y de un extremo al otro del pueblo el olor a uva pisada, la cálida exhalación del vino que fermenta se mezclaban al tufo de los establos y de los gallineros. En el campo ya no se percibía ruido alguno, aparte el grito de los gallos que despertaban del primer sueño y cantaban anunciando que la noche sería húmeda.
905 Quedó allí aliviao del peso sollozando sin consuelo; había caido en el anzuelo, tal vez porque era domingo, y esa calidá de gringo no tiene Santo en el cielo. 906 Pero poco aproveché de fatura tan lucida; el diablo no se descuida, y a mí me seguía la pista un ñato muy enredista que era Oficial de partida.
El carro de un payés le llevó hasta cerca de San José, y al separarse de él emprendió la marcha por el monte, pasando entre pinares encorvados por las grandes tormentas. El cielo estaba nebuloso; la atmósfera era cálida y pesada. De vez en cuando caían gruesas gotas, pero antes de que las nubes pudieran fijar su lluvia, una ráfaga parecía barrerlas hacia los confines del horizonte.
Su aproximación es más ó menos rápida. En el Océano Indico, sembrado de islas y de todo género de obstáculos, con frecuencia la tromba sólo recorre dos millas por hora, al paso que en la cálida corriente procedente de las Antillas, su velocidad es de cuarenta y tres millas. Su fuerza de traslación sería incalculable á no tener una oscilación debida á los vientos de adentro y de afuera.
Y mientras sueña en cuerpos que se caen, se hieren, se desgarran, en un campo sembrado de cadáveres y de sangrientas charcas, vibra la llama estuosa de la siesta, pasa la brisa cálida, y murmura en sus notas el prefacio de algún idilio convertido en drama.
Leyendo los versos no es posible formarse idea del efecto que produjeron dichos por él, con su voz cálida y envolvente, patético sin esfuerzo y con matices de infinita ternura o de varonil altivez. ¡Cómo tenía atentas y palpitantes a todas las mujeres! ¡Y cuánta era mi irritación al ver a Luciana suspendida de sus labios!
La voz cálida y arrastrada de voluptuosidad sonaba aún burlona. Usted se mataría... ¡Linda cosa! Yo también me maté... ¡Ah, le interesa! ¿verdad? Pero somos de distinta pasta... Sin embargo, traiga su cloroformo, respire un poco más y óigame. Apreciará entonces lo que va de su droga a la cocaína. Vaya.
En tanto llega el día En que, unido el valor a la hidalguía, Surje en la excelsa cumbre La cálida ambrosía Que, a la ignición de misteriosa lumbre, La planta vitaliza Y el amor de las musas fecundiza.
No dormía, no: escuchaba los ronquidos de su mujer, acostada junto á él, y de sus hijos, abrumados por el cansancio; pero los oía cada vez más hondos, como si una fuerza misteriosa se llevase lejos, muy lejos, la barraca, y él, sin embargo, permaneciese allí, inerte, sin poder moverse por más esfuerzos que intentaba, viendo la cara de Pimentó junto á la suya, sintiendo en su rostro la cálida respiración de su enemigo.
Palabra del Dia
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