Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 1 de julio de 2025
Comprendieron todos, y Butrón el primero, a qué carta aludía Currita, y exclamaron en coro general, que dejaba sobresalir bastante las sordas notas de la envidia: ¿Te ha escrito la reina?... Sí replicó Currita ; me escribe invitándome para la primera comunión del príncipe Alfonso en Roma...
El peludo Butrón levantó ambas manos al cielo, la Mazacán paseó por la horrorizada concurrencia una mirada de triunfo, y la duquesa, irguiéndose iracunda, exclamó violentamente: ¿Y lo dices con esa frescura?... ¿Y tienes valor para venir a decirlo aquí, en mi casa?...
Y tales cosas dijo Currita, y tales protestas hizo, y con tal acento las pronunció, que el mismo Butrón con ser tan ducho, se quedó perplejo, y entre las afirmaciones contrarias de aquellas dos condesas igualmente tramposas, sólo sacó en claro una nueva confirmación de aquel principio práctico que de toda la vida había profesado: la mujer aborrece a la serpiente por celos y envidias del oficio.
La marquesa de Villasis triunfaba en toda línea, y las ciento veinte mujeres honradas que reunió aquella noche en su casa y siguió reuniendo todos los viernes vinieron a probar a los pesimistas lo que había dicho ella misma a la marquesa de Butrón en época no lejana: Madrid no es un lodazal...
Á Rodríguez lo primero, Á Galindo y á Butrón, Á Lorenzo y á Ramón, 2465 Y á Pierres, buen compañero. Haced llevar un menudo; Que no hay hueso que dejar. Eso es darles de cenar. En esta ocasión no dudo 2470 De que tendrán los señores Arriba gran colación. Por allá conservas son Y confites de colores. Lobos de marca mayor 2475 Tendremos en cantidad.
Frunció, pues, Butrón el formidable pliegue, y mirando la ceniza de su cigarro, dijo solemnemente: ¡Olózaga!... El y sólo él sirve de puntal a esta situación que se desmorona... Sin su habilidad y sus esfuerzos, tendríamos ya la Restauración planteada hace medio año.
Y cuando algo muy hondo, pero muy claro y distinto, le decía a la Villasis en el fondo de su conciencia que ella podía y aun debía ser aquella tal marquesa o aquella cual duquesa, vino a distraerla de sus extrañas reflexiones la voz de Genoveva Butrón, que dando ya por reunido el congreso femenil, comenzaba a exponer el objeto de aquella junta.
Al poco llegó el general Pastor, próximo a partir también al Norte para secundar el movimiento de Concha, y vino luego un don José Pulido, hombre listo y travieso, pies y manos de Butrón y también su ninfa Egeria, que había sido condiscípulo suyo en la Universidad y desempeñado muy buenos puestos a la sombra del diplomático.
Barrer para adentro era la política de Butrón, como si la basura sirviera en alguna parte para otra cosa que para infestar el recinto que la encierra.
Que viene, hombre, que viene... Si se lo prometió ayer a Veva, que la mandé yo expresamente. Y así era, en efecto: la marquesa de Butrón había estado la víspera en casa de la Villasis a pedirle por todos los santos del cielo que no dejara de asistir a la junta; la pobre señora parecía azorada, y pedíaselo con tal ahínco, como si le fuera en ello la vida.
Palabra del Dia
Otros Mirando