United States or Spain ? Vote for the TOP Country of the Week !


A todo lo cual respondió don Quijote: -Los hijos, señor, son pedazos de las entrañas de sus padres, y así, se han de querer, o buenos o malos que sean, como se quieren las almas que nos dan vida; a los padres toca el encaminarlos desde pequeños por los pasos de la virtud, de la buena crianza y de las buenas y cristianas costumbres, para que cuando grandes sean báculo de la vejez de sus padres y gloria de su posteridad; y en lo de forzarles que estudien esta o aquella ciencia no lo tengo por acertado, aunque el persuadirles no será dañoso; y cuando no se ha de estudiar para pane lucrando, siendo tan venturoso el estudiante que le dio el cielo padres que se lo dejen, sería yo de parecer que le dejen seguir aquella ciencia a que más le vieren inclinado; y, aunque la de la poesía es menos útil que deleitable, no es de aquellas que suelen deshonrar a quien las posee.

El segundo motivo que causa a los indios el aborrecimiento a sus comunidades es el ver que de los efectos y frutos más preciosos que se recogen y almacenan no tienen más parte en ellos que el haberlos cultivado y recogido; ellos siembran, cultivan y benefician la caña para la miel y azúcar, lo mismo el tabaco y trigo; ellos ven o saben que de Buenos Aires mandan sal, que ellos tanto apetecen, y otros efectos comprados con el importe de los frutos que produce su trabajo, y que todo se guarda en los almacenes, de donde no vuelve a salir para ellos; conque no es mucho que a vista de esto desmayen y aun aborrezcan todo cuanto se dirige a bien de la comunidad.

Carísimo maestro interrumpió Pierrepont , eres un niño grande... Todo eso me lo debiste contar... allá... en los... Genets... así te habrías evitado un viaje de ida y vuelta. Si diera rienda suelta a mi deseo replicó el pintor , ¿podría contar, querido marqués, con tu simpatía y tus buenos consejos?

La Socorro se hizo la indiferente inspeccionando la mesa. Que se besen volvió a decir el coro. Oíd, preciosos, ¿nos habéis traído para reiros de nosotras o a darnos de cenar? dijo la Amparo cada vez más irritada. Castro trató de calmarla. No hay motivo para enfadarse, Amparito. León, lo mismo que yo y todos los demás, desearíamos que los que nos sentemos a cenar fuésemos buenos amigos.

En Madrid hay muchos y buenos artistas; pero ninguno de ellos crea: sus gabinetes están en los museos públicos, á donde van á hacer copias casi automáticas, en lugar de ponerse á copiar la naturaleza ó sus propias inspiraciones y producir las grandes y nobles obras de que son muy capaces unos cuantos.

Fuí, llegamos a su posada, y dijo: "Ea, quite la capa vucé y parezca hombre, que verá esta noche todos los buenos hijos de Sevilla; abaje ese cuello y agobie de espaldas, la capa caída que siempre andamos nosotros de capa caída y ese hocico de tornillo, gestos a un lado y a otro, y haga vucé de la j, h, y de la h, j; y diga conmigo: jerida, mojino, jumo, pahería, mohar, habalí y harro de vino."

Amaury, a la primera ojeada, detalló todas las ventajas físicas de su compañero en diplomacia. Ambos jóvenes, cuando el conde de Mengis pronunció sus nombres, se saludaron fríamente; pero como para ciertas personas, la frialdad es uno de los elementos de los buenos modales, el conde no observó ese desvío que su sobrino y Amaury se manifestaban, al parecer por instinto, el uno al otro.

De aquí el que fiel a su destino, Martí viviera como corresponsal de periódicos, moviéndose de acá para allá, remitiendo correspondencias a un diario denominado El Partido Liberal y después a La Nación de Buenos Aires, ganándose su subsistencia modestísimamente de este modo, a fin de girar por el mundo, aunando voluntades aquí como allí, reuniendo fondos, procurando contar con la colaboración de los que podían ponerse al frente del movimiento, y no desmayando nunca ante ningún desastre, ni ante ningún desengaño. ¿Para qué dar detalles?

Yo la he respondido que mejor quiero sufrir y callar. Más padeció nuestro Señor sin quejarse. Pues yo dijo don Modesto no aguanto que nadie se burle de y mucho menos de usted. Lo mejor será continuó Rosa acreditar con nuestra paciencia que somos buenos cristianos, y con nuestra indiferencia, el poco caso que hacemos de los juicios del mundo.

7 Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como dispensador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no heridor, no codicioso de ganancias deshonestas; 8 sino hospedador, amador de los buenos, templado, justo, santo, continente; 9 retenedor de la doctrina conforma a la fiel palabra, para que también pueda exhortar con sana doctrina, y convencer a los que contradicen.