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El bastón de roten y las enormes rodilleras de los calzones le acababan de caracterizar. Era hombre muy humorístico y tenía una baraja de chistes referentes al tiempo.

Teresa se volvió hacia , y con tono entre suplicante y malicioso me dijo: Rodolfo: ¡enamórela usted! Castro Pérez llegó un poco antes de las cinco. Entró silencioso, dejó en su mesa el sombrero y el bastón, y luego, paso a paso, se dirigió a la mía: ¿Acabó usted la copia? Aquí está. Leyó el alegato, firmó, y volvió a su pieza. Yo le seguí. Deseo hablar con usted dos palabritas.

El cuadrado sombrero y el flotante paleto, que parecía una sotana, fueron remontando lentamente la escalera, con acompañamientos de golpes de bastón en cada peldaño. ¡Buenos días, tío...! Viose por fin desde el rellano la cara de don Juan, animada por su falsa risita, que recordaba la de los conejos. Iba de gran gala.

Cuando se han sentado en las piedras permanecen un rato en silencio; luego, tal vez uno tose; otro levanta la mano y golpea con ella abierta la vuelta del cayado; otro apoya los brazos cruzados sobre el bastón e inclina la cabeza pensativo... Estos viejos han visto sucederse las generaciones; las casas que ellos vieron construir están ya viejas, como ellos.

Agapo se adelantó, a fin de evitar la luz del farol, y dirigióse a don Pablo, que no se movía, en el umbral del comedor. Tengo que hablarle díjole rápidamente, sígame, afuera, en la calle. El bastón cayó de las manos temblorosas de don Pablo Aquiles... Misia Casilda se había precipitado al atorrante, y le obligó a entrar y a ponerse delante de la luz, que quería evitar.

Don Marcelo regresó á su casa apretando los dientes, moviendo su bastón de un modo alarmante. ¡Ah, bandidos!... Deseaba de pronto que su cuñada cambiase de sexo; ¿por qué no era un hombre?... Aún le parecía mejor que de repente pudiese tomar la forma de su marido von Hartrott. ¡Qué entrevista tan interesante la de los dos cuñados!...

Como observasen que sus ojos se humedecían, y que, mirando al suelo, y apoyado con ambas manos en el bastón, cargaba sobre éste todo el peso del cuerpo, meciéndose, le instaron para que se desahogara; pero él no debió creerlas dignas de ser confidentes de su inmensa, desgarradora pena. Tomando el dinero, dijo con voz cavernosa: «Si no lo tuvieras, Casiana, lo mismo sería.

Pero, señor, me decia mi mujer al salir: ¿puedes comprender que esa muchacha tan flexible y graciosa, pueda ser hija de ese fenómeno? ¡Milagros del amor! Llegamos á casa cerca de oscurecer, y hemos pasado una buena parte de la velada recordando tres cosas: la señora del restaurant, el abrazo del puente Nuevo, y el perro que ardia; aquel animal que se quemaba y lamia el baston de su amo.

De fieras, yo conozco dos clases decía una vez Ana : una se viste de pieles, devora animales, y anda sobre garras; otra se viste de trajes elegantes, come animales y almas y anda sobre una sombrilla o un bastón. No somos más que fieras reformadas.

Carmen movió la cabeza con desconfianza, y en este instante el alcalde y el cura entraron trayendo del brazo a un joven alto, moreno, de barba y cabellos negros que realzaba entonces una gran palidez, y en cuya mirada, llena de tristeza, podía adivinarse la firmeza de un carácter altivo. Era Pablo. Venía vestido como los montañeses, y se apoyaba en un bastón largo y nudoso.