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La encontraba frecuentemente sentada enfrente de su camarera italiana, una pesada hija de Lombardía, jugando á las cartas y fumando á dúo cigarrillos. Cuando yo le hacía observaciones me respondía: ¿Qué importa? Está á mi disposición lo mismo para distraerme jugando á la baraja que para abrocharme las botas. Le pago, me sirve y no hay más.

Era curioso espectáculo, en verdad, el de este matón con una baraja en el bolsillo y un revólver al cinto, enviando delante , al través de los espesos bosques, su voz en tiernos lamentos sobre la «Tumba de su Nelly», de una manera que habría arrasado en lágrimas los ojos a más de algún espíritu delicado.

Allí está muriendo un fullero, y ayudándole a bien morir un testigo falso, y por darle la bula de la Cruzada, le da una baraja de naipes, porque muera como vivió, y él, boqueando, por decir «Jesús», ha dicho «flux». Allí, más arriba, un boticario está mezclando la piedra bezar con los polvos de sen. Allí sacan un médico de su casa para una apoplejía que le ha dado a un obispo.

Mas cortés era la señora baronesa de Tunder-tentronck, dixo entre Candido. Acercóse en esto el abate al oido de la marquesa, la qual se medio-levantó de la silla, honró á Candido con una risita agraciada, y á Martin haciéndole cortesía con la cabeza con magestuoso ademan; mandó luego que traxeran á Candido asiento y una baraja, y este perdió en dos tallas diez mil duros.

A Rinconete el Bueno y a Cortadillo se les da por distrito hasta el domingo desde la Torre del Oro, por defuera de la ciudad, hasta el postigo del Alcázar, donde se puede trabajar a sentadillas con sus flores; que yo he visto a otros de menos habilidad que ellos salir cada día con más de veinte reales en menudos, amén de la plata, con una baraja sola, y ésa, con cuatro naipes menos.

Paco Gómez tomó la baraja y sacó las tres sotas; pero sabiendo la debilidad de Nuncita y queriendo, según su temperamento, mortificarla un poco, hizo una señal a la que quedaba, y luego la fue manifestando al oído a algunos de los tertulios.

Le había preguntado por su matador, mostrando deseos de que se lo presentase. ¡Era un tipo tan original! ¡tan español!... Dice que te ha visto matar varias veces: una en Madrid, otra no dónde... Te ha aplaudido. Reconoce que eres muy valiente... ¡Mira que si tomase varas contigo! ¡Qué honor! Ibas a ser cuñado o algo por el estilo de todos los reyes de la baraja europea.

En el primero, el gusto y el arte suplen muchas veces á la riqueza; en el segundo, al contrario; en este, el rico amontona y entierra los antiguos pesos de dos mundos; en el otro, la vida activa y comercial baraja continuamente su poco numerario.

Dió algunas vueltas en torno murmurando palabras de conjuro, y al cabo, deteniéndose y pasándose las manos por la cara, con aparato solemne tomó la baraja nuevamente, la barajó largo rato en silencio y la entregó á Velázquez para que la cortase con la mano izquierda. La puso otra vez encima de la mesa é, inclinándose hacia aquél, le dijo al oído: Da encima tres golpecitos y llámala.

El bastón de roten y las enormes rodilleras de los calzones le acababan de caracterizar. Era hombre muy humorístico y tenía una baraja de chistes referentes al tiempo.