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Actualizado: 26 de junio de 2025
Al pasar junto al balneario de Cestona acometióle otro ligero desvanecimiento, y Leopoldina Pastor, que unía siempre algún rasgo de locura a los impulsos de su corazón, realmente bueno y compasivo, empeñóse en hacerle beber un par de vasitos de aquellas famosas aguas medicinales.
15. ¿Cómo es que debe su hermosura al terremoto de 1906? 16. ¿Qué distinción tiene Punta Arenas? 17. ¿Qué necesita hacer el viajero para conocer a Chile? 18. ¿Qué importante balneario se encuentra cerca de Valparaíso? 19. ¿Son comparables en belleza los lagos de Chile con los de Europa?
Aquella doble maternidad fue la recompensa de su vida. La prueba de un alma. Durante el verano de 188... la concurrencia de bañistas fue en Saludes mayor que nunca: desde la fundación del balneario no se había visto allí tanta gente, ni tan lucida y bulliciosa.
Los que estaban en el secreto de la cosa y conocían íntimamente a Juan, no se sorprendieron, sabiendo que, a más de ser amigo de hacer favores, había en él cierta innata tendencia a buscar en lo anormal y extraordinario el encanto de la vida. ¿Y dónde cosa menos vulgar y más desacostumbrada para un médico rico y mimado por la suerte, que ir a encerrarse en un balneario de tercera clase, en el cual no había de ganar honra ni provecho, sólo por servir a un compañero?
De esta manera llegó a ser médico del humilde balneario el doctor Ruiloz, a pesar de que por entonces ya su nombre corría de boca en boca, seguido de tales alabanzas, que nadie pudo comprender cómo ni por qué aceptó destino tan poco lucrativo.
Su estancia en Saludes fue puramente accidental. El médico en propiedad del balneario, que era un intimo amigo y compañero suyo, cayó enfermo, pidió licencia, concediéronsela, necesitó prórroga, se la negaron, y cuando se hallaba a punto de perder la plaza, le dijo Juan: No te apures: para estas ocasiones son los amigos de mis padres; yo haré que me nombren director de Saludes, como supernumerario, en comisión, sin sueldo, de cualquier modo... y en paz: te curas, y cuando puedas trabajar me retiro modestamente por el foro.
Es un pequeño balneario, sabiamente construido, donde hay diversos aparatos de tormento. Allí dan lanzazos en los costados, azotes en la espalda, barrenos en la cabeza, todo con mangas y tubos de agua. Esta tiene presión formidable, y sus golpes y embestidas son verdaderamente feroces.
A lo mejor, en un hall de hotel, á la hora del té, en un balneario elegante ó en un baile, dos señoras que acababan de reconocerse se examinaban en silencio las orejas ó el pecho, hasta que la más atrevida, enrojeciendo invisiblemente bajo sus coloretes, preguntaba con sencillez: «¿Ha conocido usted al príncipe Lubimoff?...»
De alegre, decidor y bromista, se hizo triste, callado y serio; algunos días hasta se mostraba desabrido y seco con los enfermos; en el salón del balneario apenas ponía los pies; negose a recibir fuera de las horas marcadas para la consulta y, por último, su semblante adquirió una expresión de melancolía que hubiese justamente alarmado a sus padres y amigos si de improviso llegaran a Saludes.
Soy lo mismo que esos enfermos que van de balneario en balneario, siempre con la esperanza de que en el próximo les espera la salud. Todos en el buque deseaban llegar al término del viaje, Maltrana veía un signo de impaciencia en la rapidez con que los pasajeros cambiaban de vestido, creyendo haber avanzado considerablemente, cuando aún estaban cerca de Europa.
Palabra del Dia
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