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Actualizado: 27 de julio de 2025
Esos pueblos que, cada uno á su turno, suben y van en peregrinación hacia la dicha y la luz, dan á raudales lo más sustancioso de ellos mismos, su propia vida, el desconocido azar. Aman, y sin embargo nunca conocerán al ser amado do se encarnara su ensueño, su deseo. Paren sin serles dada la felicidad de renacer que se encuentra en su posteridad.
La noticia de su fortuna circulaba por todo el edificio. A aquellas horas los señores de la administración debían estar hablando en su despacho del piso alto de esta mala jugarreta que se permitía con ellos el azar. Algo extraordinario y emocionante, igual al soplo de una revolución, se extendía hasta los últimos rincones.
Así, pues, si bien es verdad que el Ejército filipino, tal y como hoy está constituído, sería bastante para hacer frente á las eventualidades que puedan presentarse en Mindanao, no es menos cierto que para realizar ésto sería necesario dejar desguarnecidas las más importantes plazas del Archipiélago y sin garantías la seguridad pública, cosas ambas que no sería de cuerdos el fiar al azar en las presentes circunstancias.
Caminaba al azar, lejos de los caminos frecuentados, porque yo evito el encuentro con los que la naturaleza me ha dado por hermanos, y temía que la sangre que caía de mis pies desgarrados no les sirviera de rastro.
Cuando cayó la pieza, el oficinista dijo á Rojas: Hemos ganado, don Carlos, y podemos elegir el sitio. El marqués, que había traído bajo un brazo su célebre caja de pistolas, la dejó abierta sobre la hierba. Cargó las dos armas con minuciosa lentitud, sacando á luz de nuevo la misma moneda para que el azar decidiese por segunda vez.
Cuando el plancton, á impulsos del azar ó siguiendo misteriosas atracciones se iba aglomerando en un punto determinado del litoral, las aguas hervían en peces con asombrosa fecundidad.
La suavidad de la tierra, en extremo pacífica antes de aparecer el hombre en ella el atractivo de alimentos vegetales que no se escabullen como la presa marina, sin duda que también el amor, tan difícil para la ballena y tan fácil en la sosegada vida del anfibio. El amor deja de ser fuga y azar.
Sabía solamente por algunas palabras en el aire recogidas al azar de las conversaciones, que se había negado siempre a dejar su puesto, prefiriendo ascender en él, y Raúl lo había atribuido a un recuerdo halagüeño para su persona. Pobre muchacha; estaba loca por mí pensaba con indulgente fatuidad. Y no se ocupaba más del asunto.
A más de eso, el señor de Lerne, después de haber cavilado dos o tres días, acabó por decirse que él debía una visita a la señora de Maurescamp. ¿Por qué quería ella casarlo? ¿Qué misterio era aquél? En todo caso, era una muestra de interés por su persona que lo obligaba a una demostración de agradecimiento. Por consiguiente, fue una tarde a su casa al azar, a eso de las cinco.
En ese momento me di cuenta de que tenía agotadas las fuerzas. Aquella milagrosa organización se defendió de ella misma. No se lamentó. No confesó nada que pudiera delatar debilidad. Reconocerse impotente y desanimada era ponerlo todo en manos del azar, y el azar le causaba miedo como el más incierto de todos los auxiliares, el más pérfido, acaso el más amenazador.
Palabra del Dia
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