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Actualizado: 27 de julio de 2025
-Y ¿es de muy gran peligro esa hazaña? -preguntó Sancho Panza. -No -respondió el de la Triste Figura-, puesto que de tal manera podía correr el dado, que echásemos azar en lugar de encuentro; pero todo ha de estar en tu diligencia. ¿En mi diligencia? -dijo Sancho. -Sí -dijo don Quijote-, porque si vuelves presto de adonde pienso enviarte, presto se acabará mi pena y presto comenzará mi gloria.
Lo que hace falta es no vivir al día, y gastar menos de lo que se tiene; no arrastrar coche cuando el puchero escasea, y confiar el porvenir al trabajo honrado y no al azar del juego. Diríase que es usted situacionista. No lo fuí nunca y menos lo sería ahora. Pero no me negará usted que aquí todo se vuelve hablar y nada entre dos platos. Luego, el ministro de Hacienda...
Por otra parte, se lamentará siempre, y con razón, hasta que sepa asociarse con su vecino para utilizar los recursos que ofrece el agua corriente. Actualmente la explotación de esas riquezas se hace con el mayor desorden y casi al azar, según el capricho de los propietarios ribereños, siendo el resultado de estos disparates, el desastre para todos, con muchísima frecuencia.
La nueva planta emerge, es suya, y la retiene, sin mostrar interés por conocer el origen ni el nombre del germen errante arrastrado por el azar. Hubo un largo silencio. Un día, al llegar á Nueva York continuó ella , hice un descubrimiento terrible. Vi á mi Jorge casi tan alto como yo, fuerte, con un gesto de hombre serio, á pesar de que aún no tenía once años.
Pero en los instantes de aguda congoja prefería una de esas iglesias íntimas, como San Andrés, San Torcuato, Santo Domingo el Real, San Juan de la Penitencia, donde se apelotonaba junto a un altar solitario, con el rostro entre las palmas. Otras veces devanaba su tribulación caminando y caminando por las calles, al azar de su capricho. Toledo le subyugaba con su complicado misterio.
Se vio en una calle mal alumbrada, levantándose el cuello del gabán mientras ella se estremecía en su abrigo de pieles. Les hacía temblar el brusco tránsito del dormitorio caldeado al vientecillo glacial del anochecer. Salieron de la casa con cierto encogimiento, sin atreverse a mirar los muebles y los cuadros, modesta decoración reunida al azar cuatro años antes.
Y tomando Salvador el libro, abrióle al azar y leyó: «Si me oyeres y siguieres mi voz podrás gozar de mucha paz.... Mi paz está entre los humildes y mansos de corazón....»
La virginidad de la carne era tan importante como el amor; y cuando se perdía, aunque fuese por un azar, sin voluntad alguna, había que resignarse, doblar la cabeza, decir adiós a la dicha y seguir el camino de la vida, sola y triste, mientras el amante infeliz se alejaba por otro lado buscando una nueva urna de amor cerrada e intacta. Para María de la Luz el mal era irremediable.
Yo eché a correr como un loco, en plena noche, llevando como un jirón del corazón de Magdalena aquel manojillo de flores en que había ella puesto sus labios e impreso mordeduras que yo saboreaba como besos. Caminaba al azar, ebrio de alegría, repitiéndome una frase que me deslumbraba como la luz de un sol naciente. No me preocupaba ni de la hora ni de las calles.
No se me ocurre ni una palabra de consejo que darle. Mejor que yo sabe usted qué azar se corre en este partido... El que usted tome será el único razonable: la estima que yo le doy y la amistad que usted me profesa no permiten dudarlo. Me separé de ella desconcertado y renuncié, desde luego, a ciertos extremos que nos separarían para siempre cuando ninguno de los dos lo deseaba.
Palabra del Dia
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