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Entonces preguntó Desnoyers , ¿para qué tantas entrevistas diplomáticas? ¿Por qué interviene el gobierno alemán, aunque sea con tibieza, en el conflicto entre Austria y Servia?... ¿No sería mejor declarar la guerra francamente? El profesor contestó con sencillez: Nuestro gobierno quiere sin duda que sean los otros los que la declaren.

Y vean ustedes otra prueba que yo creo tener de que lo de París no sería cosa mayor, por lo mismo que se lo callaba la marquesa, en la despreocupación con que da cuenta, aunque no minuciosa, de todas las restantes aventuras de su viaje desde que se reunieron las tres amigas en la capital de Austria.

Fué una casualidad dijo Margarita de Austria ; al venir nuestro joven á Madrid con esa triste carta de su tío, que acaba de leernos el padre Aliaga, vino naturalmente al alcázar á buscar á su otro tío; por un descuido de los maestresalas, perdido en el alcázar, se encontró en la galería obscura á donde corresponde la puerta del cuarto de doña Clara, y oyó voces de dos personas.

Hablaba con tal entusiasmo la reina de Juan Montiño, que el padre Aliaga volvió á sentir en su alma la amarga desesperación que le había causado la sola sospecha de que Margarita de Austria amase al joven. Y la reina hablaba de tal modo por agradecimiento, porque Juan Montiño la había salvado de un compromiso horrible.

Retrato de la Infanta doña Margarita María de Austria, hija de Felipe IV, cuadro pintado con pincel franco y libre y a la primera vez . En el de 1858 figuró con el núm. 198, y como retrato de la Infanta doña María de Austria, hija de Felipe IV, sin decir si era doña Margarita o doña Teresa.

Estos trece cantones confederados constituyeron la célebre liga helvética, que por espacio de mas de trescientos años combatieron con gloria para todos, y vergüenza para el Austria, que nada pudo conseguir, á excepción de las muchas derrotas que soportó, no obstante sus ejércitos y recursos, mayores que los de los suizos.

D. Luis de Guzman Ponce de Leon, Embaxador ordinario de la Magestad Catholica á la Santidad de Alexandro Pontifice Maximo, hizo en Roma por el Nacimiento de el Serenisimo y Altisimo Principe de las Españas Don Carlos Felipe de Austria. Escrita por Don Enrique de Sevilla. Roma, 1662.

Mendoza rechaza la propuesta con desprecio, pronunciando palabras injuriosas contra los moriscos, y Tuzaní, Valor y Malec, sintiéndose también lastimados por Mendoza, se alejan resueltos á promover la rebelión. En el acto segundo, tres años después del anterior, la rebelión ha estallado ya, y Don Juan de Austria es el encargado de sofocarla.

Mi deseo por ver descuidada y sola conmigo mismo á mi doña Catalina, me ha traído á saber el grande apuro en que se halla la pobre mártir, la infeliz Margarita de Austria. Enredo, enredo y siempre enredo. Y el buen ingenio seguía adelante. Y ¡vive Dios, que ya sudaba!... no sabía cómo seguir diciendo al rey palabras y no más que palabras.

Baste lo dicho para que te inclines, oh hermosa Poldy, a desechar tu loca repugnancia, impropia del clarísimo entendimiento que Dios te ha dado, y para que vuelvas a recibirme, me ames y seas míaEn Austria nadie sabe de fijo lo que hizo Poldy después de leer tan arrogante y disparatada carta.