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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Pero ¿y esos genios de que acabas de hablar? ¿Esos genios, como todos los genios del mundo, contesto yo, no son la sociedad francesa; los genios no tocan al pueblo en donde nacen; un don del cielo no tiene otra cuna que el espacio que coge todo el cielo. El genio del hombre es como la luz de los astros: su pueblo es el orbe, la creacion entera, la obra del principio supremo, la patria de Dios.
Arim, la «ciudad de los filósofos», era el centro de la «Mesa del Sol». En esta parte de la tierra, por ser la más noble, había de estar forzosamente el Paraíso. Los astros influían en nuestra existencia poderosamente.
Salí al campo cantando una mañana, y vi sobre su alfombra una siembra de gotas cristalinas, de polícromas gotas. ¿Quién había llorado aquella noche? ¿Fueron, quizá, las sombras? ¿Fueron, quizá, los astros? ¿Fuera, quizá, la luna soñadora...? No sé, no sé quién fuera, pero lágrimas eran tales gotas; lágrimas transparentes y de luces radiantes como auroras...! Dicen que tienen alma las estrellas; mas, ¿por qué lloran?
En tanto la hermosa Almona fué á ver al segundo pontífice, que le dixo que comparados con sos ojos eran fuegos fatuos el sol, la luna, y todos los astros del firmamento. Solicitó ella la misma gracia, y él le propuso el mismo premio. Dexóse vencer Almona, y citó al segundo pontífice para quando nace la estrella Algenib.
El Océano es voz que habla á los lejanos astros, contesta á su movimiento en su idioma grave y solemne. Habla á la tierra, á la playa, con patético acento; dialoga con sus ecos: plañidero unas veces, amenazador otras, ruge ó suspira. Y á quien se dirige, sobre todo, es al hombre.
La noche era magnífica, una de esas noches de Villaverde, tibias y benignas, sin nubes ni celajes, en que los astros centellean como diamantes, en que los vientos traen a la ciudad el rumor de los campos adormecidos, los cantares del perezoso río y los gratos perfumes del valle.
Como las moles sólidas que vemos rodar sobre nuestras cabezas, estarian en tal caso sumergidas en un flúido, si este por su naturaleza, se presta mucho á cambiar de posicion, resulta que los astros han de estar sujetos á la ley de aproximacion, porque el intermedio que los separa se retira incesantemente en varias direcciones.
Después contempló, con el asombro que siempre produce, la vía láctea, que aquella noche se señalaba admirablemente. Aquella faja blanca donde se veían los astros como polvo finísimo le causaba siempre un estupor profundo. Cada grano de ese polvo es un cuerpo millares de veces mayor que la Tierra, el cual hace girar a su alrededor otros planetas que nosotros no podemos percibir.
A esta prueba el universo no resiste: las moles de los astros desaparecen; la tierra se anonada bajo nuestras plantas; las distancias dejan de existir; el movimiento es un absurdo; nuestro propio cuerpo se desvanece; el universo entero se hunde en la nada, ó si continúa siendo algo, es cosa del todo diferente de lo que ahora nos figuramos.
Algunas veces, cuando los astros de primera magnitud brillan muy lejos, no ostentan tanta hermosura como otros más pequeños y cercanos; bien así como tal o cual poeta de la antigüedad, con ser mucho más grande, no nos produce la impresión viva y profunda que otros modernos de importancia secundaria, pero que participan de nuestra manera de sentir y pensar, y la reflejan.
Palabra del Dia
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