En tanto la hermosa Almona fué á ver al segundo pontífice, que le dixo que comparados con sos ojos eran fuegos fatuos el sol, la luna, y todos los astros del firmamento. Solicitó ella la misma gracia, y él le propuso el mismo premio. Dexóse vencer Almona, y citó al segundo pontífice para quando nace la estrella Algenib.