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Consistió el orgullo en no tener miedo de caer en la tentación y en atreverse a arrostrar los peligros, y consistió la caridad misericordiosa en admirarse del cambio repentino de aquella mujer pecadora, en compadecer el dolor agudo y tremendo que para la conversión la había apercibido, y en la irresistible simpatía de que se dejó vencer, yendo a tratar con ella de cosas del espíritu y a darle amistad pura y grato consuelo.

Por no arrostrar el enojo de un temible amigo; por no incurrir en la tacha de desleal. A media noche la inquietud de la agonía le hace insoportable la cama; levántase y va a buscar a su confidente: «¿Duermes, amigo? le pregunta en voz baja. ¡Quién ha de dormir, señor, con esta cosa tan horrible! ¿Con que no hay duda? ¡Qué suplicio el mío!

De pronto se irguió, y dijo con lentitud, restregándose los párpados: No puedo seguir aquí. Me da vergüenza arrostrar la mirada de las gentes... Tampoco debo marcharme con ella. Ya no me podría dominar con nuevas mentiras. La miraré de frente, y al ver la falsedad de sus ojos y de su sonrisa, la mataré... tengo la certeza de que la mataré. Su amigo creyó llegado el momento de aconsejarle.

Un alma de temple fuerte y brioso, se exalta y cobra nuevo aliento á la vista del peligro; en el cumplimiento del deber se interesa entónces el orgullo; y un corazon que naturalmente se complace en superar obstáculos, y arrostrar riesgos, se siente mas osado y resuelto cuando se halla animado por el grito de la conciencia.

El Capellanet hablaba del baile de la tarde, olvidado totalmente de su vida de seminarista y osando arrostrar los ojos de Pep. Margalida recordaba las miradas del Cantó y la arrogante postura del Ferrer cuando ella había pasado ante los atlots al entrar en misa. La madre suspiraba: ¡Ay, Siñor!... ¡Ay, Siñor!...

Una parte de la nación es medio bárbara, pero el resto tiene una mentalidad superior, un espíritu de alta moral que le hace arrostrar peligros y sacrificios por la libertad y la verdad... ¿Y Alemania? ¿Quién ha protestado en ella jamás para, defender los derechos humanos? ¿Qué revoluciones se han conocido en Prusia, tierra de grandes déspotas?

Daba gritos de susto por su caída, y al quedar sentado en la mano del gigante tampoco se consideró seguro, agarrándose á uno de sus dedos. Al fin pareció serenarse, echando atrás el velo que cubría su rostro para poder hablar. Sólo por usted soy capaz de arrostrar tantos peligros. Pero todo lo doy por bien empleado á cambio del placer de verle. Esta vez el asombro de Gillespie fué risueño.

No alcanzaba a concretarlo; pero, en adelante, tendría bastante serenidad para arrostrar los peligros del mío, triste, el más peligroso de todos, a mi entender, por lo menos, y audazmente me disponía a revivir los recuerdos de lo pasado proponiendo que acabáramos la noche con un juego que nos divertía mucho en casa de mi tía, cuando, después de haberse marchado los últimos jugadores, llegaron al salón el esposo de Magdalena y el señor D'Orsel.

Tuve que arrostrar la enemistad de grandes directores de teatro, de hombres de negocios, de ministros, que me recomendaban á sus protegidas. Hasta un monarca me retiró el título de duque que acababa de darme, porque rechacé á su amiga predilecta... Las seis vestían los últimos modelos de la rue de la Paix. Los reporteros, kodak en mano, sacaban instantáneas de lo que iba á ser la última moda.

No quiso comprometer en ella sino a los que le fuesen completamente adictos y estuviesen resueltos a arrostrar el enojo de Balarán y a resistir el poder que ellos habían contribuido a poner en sus manos.