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Actualizado: 28 de junio de 2025


Estaba condenado a muerte, y mientras en Madrid hojeaban por última vez los papelotes de su proceso, él se pasaba allí meses y meses enterrado en vida, pudriéndose, como animado cadáver, en aquel ataúd de argamasa, deseando, como un mal momentáneo que pondría fin a otros mayores, que llegase pronto la hora en que le apretaran el cuello, terminando todo de una vez.

Hiciéronse las escavaciones con felicidad, y salió á luz un soberbio palacio, cuyos fundamentos se internaban en el agua sobre un sólido cimiento de argamasa puesto segun el arte de los antiguos.

Usaban dos clases de lastre; el uno constante y fijo de gruesa piedra amalgamada con mortero ó argamasa, el otro variable para sustituir á la carga, que consistía en arena, canto rodado ó grava según se ofrecía á la mano. También se empleaban lingotes de hierro como lastre fijo, pero no era tan común como la piedra. 23 y 24.

Los vecinos se apresuraron a manifestar su desprecio con piedra y argamasa, y añadieron algunos palmos más a la pared. Y así, en esta muda y repetida manifestación de odio, la pared fue subiendo y subiendo.

Permaneció mucho tiempo mirando fijamente aquellos colosos de argamasa, hasta que por fin se dio cuenta de que algunos chicuelos del barrio formaban círculo en torno de él, contemplándolo con curiosidad, tomándole, sin duda, por uno de esos viajeros que para el vulgo han de ser forzosamente ingleses.

El murmurio del río que rompe entre guijas al pié de uno de sus muros; los esbeltos penachos de las flexibles cañas que los coronan, y los hermosos plumajes de las oropéndolas y solitarios que se posan en su parduzca y viscosa argamasa, constituyen una amarga verdad que enseña á los que vuelven cuán cerca está la vida de la muerte.

Supone que la roja argamasa se ha amasado con arena rojiza, pero no es así; los constructores, avaros de su agua, han preferido hacer el mortero con vino. La cosecha del año anterior ha sido buena, sus bodegas están llenas de líquido, y si se quiere colocar la nueva cosecha, no tiene otro recurso que vaciar una buena parte.

El delirio de la fiebre empujaba al enfermo por extraños mundos, donde no persistía la más leve forma de realidad. Se veía otra vez en su torre solitaria. El sombrío cubo ya no era de piedra: estaba formado de cráneos, unidos como bloques, por una argamasa hecha de polvo de huesos. De huesos eran también la colina y los peñascos de la costa, y blancos esqueletos las líneas de espuma que coronaban las rompientes del mar. Todo cuanto abarcaba la vista, árboles y montes, buques e islas lejanas, estaba osificado, con una blancura deslumbradora de paisaje glacial. Cráneos con alas, parecidos a los querubines de los cuadros religiosos, revoloteaban en el espacio, lanzando por su mandíbula caída roncos himnos a la gran divinidad que lo llenaba todo con los bullones de su sudario y cuya cabeza de hueso se perdía en las nubes.

Se halla sobre el río Olla, basado sobre dos montes y cuyo arco tiene sobre noventa piés de cuerda, sin haber usado más amarras ni maderas para la formación de la colosal cimbra que bejucos, cañas, cocos y bongas; entrando en su construcción solo argamasa; su único ojo mide de luz cincuenta y dos pies de alto por cuarenta y ocho de ancho, construcción casi milagrosa, por lo cual sin duda alguna el arquitecto mayor de Filipinas en su informe al Superior Gobierno, fechado en 7 de Diciembre de 1852 decía entre otras cosas lo que literalmente copiamos

Grandes piedras irregulares, retostadas por el sol, asomaban entre la argamasa de los muros. Cerca del suelo, una oblicua saetera, semejante al ojo de enorme cerradura, había servido en otro tiempo para defender la puerta a flechazos. Las rejas eran toscas y tristes. La portada abarcaba casi todo el ancho de la torre.

Palabra del Dia

lanterna

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