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Actualizado: 24 de julio de 2025


31 Si yo doy testimonio de mismo, mi testimonio no es verdadero. 32 Otro es el que da testimonio de ; y que el testimonio que da de , es verdadero. 34 Pero yo no tomo el testimonio de hombre; sino digo estas cosas, para que vosotros seáis salvos. 35 El era lámpara que ardía y alumbraba; mas vosotros quisisteis recrearos por una hora a su luz.

A la luz de la palmatoria que sobre la mesilla de noche ardía púsose a leer, según su costumbre, una novela del vizconde d'Arlincourt, para conciliar el sueño. Gustábale el género romántico, y pasábansele a veces las noches de claro en claro, cual si tuviese quince años, compadeciendo los dolores de alguna Clarisa o participando de las ternezas de algún Adolfo.

Ardia en los corazones de los Catalanes el deseo De vengar la muerte afrentosa de sus Embajadores, en los naturales y vecinos de Rodesto, donde tan inhumanamente fueron despedazados y muertos. Salieron á esta jornada hasta los niños, en quien fué mas poderosa la pasion de su venganza, que la flaqueza de su edad. Estaba esta Ciudad ribera del mar, sesenta millas de camino por tierra de Galípoli.

Era, pues, el San Pablo que ardía; la noche era negra, el aire tranquilo, el mar como un espejo. De pronto, un humo negro y bituminoso salió por las escotillas del navío con numerosos haces de chispas. Y un grito penetrante... espantoso... que resonó a lo lejos, salió del interior del San Pablo, porque su tripulación veía la suerte que le estaba reservada. Ya empieza la música dijo Kernok.

Estoy convencido de que los primeros días no enfermé por un esfuerzo extraordinario de la voluntad. Constantemente estaba febril, mi cabeza ardía; de noche no podía dormir y caía en un estado de abatimiento profundo. Al amanecer, a la hora de diana, me levantaba con las ropas húmedas y el pelo mojado; sentía dolores en todas las articulaciones y una gran postración.

Se quitó la gorra, enjugose el sudor con las manos, y puesto a la sombra contempló todo el camino que acababa de atravesar. Aquello ardía. Y pensaba con terror en el regreso, cuesta arriba, jadeante, con el sol a plomo sobre la cabeza y arreando sin parar a las caballerías, abrumadas por el calor.

Con mayor atención que nadie, y con avidez reconcentrada y silenciosa, oía Fray Miguel todos los discursos del Padre Ambrosio, y su alma ardía cada vez más en el fuego de dos violentas pasiones. Una de ellas, el orgullo de nación y de casta, plenamente satisfecho, ensanchaba su corazón y tal vez le hacía latir, brioso y alegre, como allá en los años de su juventud primera.

Ella sufría, porque ha mirado al cielo. Su pecho parecía hinchado, sus cabellos en desorden; se ha llevado la mano a la frente, que sin duda ardía. En seguida se ha retirado sin haber advertido mi presencia, y yo he visto su sombra crecer sobre la pared y luego confundirse con las demás sombras.

Ferragut asimilaba estas exaltaciones del cocinero á su ligereza de ropa en todo tiempo. Ardía en su interior un fuego incesantemente renovado. En los días brumosos subía al puente con unos vasos de bebida humeante que él llamaba calentets. Nada mejor para los hombres que habían de pasar largas horas á la intemperie, en inmóvil vigilancia.

Al mismo tiempo, la marquesa, desde que conocía a la Esfinge, ardía en curiosidad de saber de dónde procedían las intimidades de Guzmán con aquella singular familia; pues estaba segura de que a su amigo le sobraba siempre el dinero, y no podían ser necesidades de esta clase los motivos del conocimiento.

Palabra del Dia

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