United States or Bhutan ? Vote for the TOP Country of the Week !


El viejo hablaba melancólicamente, como si viese ya la ruina del brazo con la muerte rondando en torno de él. Juanito se fastidiaba.... ¡Bah! Aprensiones de viejo. Los domingos, a las siete de la mañana, salía Juanito de su casa con el alegre desembarazo del colegial que en día de fiesta todo lo ve de color de rosa.

Con la lluvia pertinaz, machacona, volvieron antiguas aprensiones repentinas, protestas de la voluntad, y aquellos cardos que le pinchaban el alma. ¡Y ahora no tenía al Magistral para ayudarla!

, el destino, pensaba el Magistral, no quería decirse a mismo la Providencia; nada de teología, nada de quebraderos de cabeza que habían hecho de su adolescencia y primera juventud un desierto estéril por donde sólo pasaban fantasmas, aprensiones de loco, figuras apocalípticas. Bastaba para siempre de todo aquello.

Pero no se había atrevido a comunicar sus aprensiones a ningún superior, obedeciendo a un criterio, merced al cual había desempeñado treinta años seguidos con dignidad y prestigio sus funciones complejas de aseo y vigilancia. En presencia del Magistral, Celedonio había cruzado los brazos e inclinado la cabeza, después de apearse de la ventana.

=Dósis.= La estremada facilidad en descomponerse esta sal de plata, hace dudar del valor de sus trituraciones; pero el resultado de su uso no justifica estas aprensiones.

Luchando á brazo partido, con sus propias fuerzas, es casi seguro que Soledad hubiera dado buena cuenta de él. No; conmigo no se casará jamás, no habiéndolo hecho ya... Ya no me quiere... Son aprensiones tuyas. Velázquez te quiere, y tarde ó temprano se casará contigo. Decía esto para consolarla, pero sin creerlo.

Siempre se negó a escuchar mis advertencias, y se reía de todas mis aprensiones. Pero ¡ay! la terrible realidad es ya un hecho. ¡Mi pobre padre! tartamudeó, con su bello rostro blanco hasta los labios. ¡Está muerto... y su secreto ha desaparecido! ¿Sospecha usted, Mabel, que su papá ha sido víctima de una mala acción? le pregunté a la pálida y enervada joven que estaba de pie delante de .

El Magistral pensó por su parte al ver a don Álvaro: «¡Si yo me arrojara sobre este hombre y como puedo, como estoy seguro de poder, le arrastrara por el suelo, y le pisara la cabeza y las entrañas!...». Y tuvo miedo de mismo. Había leído que en las personas nerviosas, imágenes y aprensiones de este género provocan los actos correspondientes.

Doña Ana, amigo mío, no estaba enferma; se lo he dicho a usted cien veces; lo que tenía se curaba sin más que cambiar de vida; pero no era enfermedad... por eso no puede decirse con exactitud que se ha curado... por lo demás... esa misma exaltación de la alegría, ese optimismo, ese olvido sistemático de sus antiguas aprensiones... no son más que el reverso de la misma medalla.

Desde que ha venido el invierno murmuró hablando consigo misma no qué tiene ni qué trazas saca... que no me parece la misma.... Hasta las murallas se han vuelto más gordas y la piedra más oscura.... Será una tontería, ¡ya que lo será!, pero no me atrevo a salir de mi habitación, yo que antes revolvía todos los rincones y andaba por todas partes.... Y no tengo remedio sino dar una vuelta por ella.... Necesito ver si hay abajo, en el sótano, arcones para la ropa blanca.... Hágame el favor de venir, Julián, ahora que la niña duerme.... Quiero quitarme de la cabeza estas aprensiones y estas tontunas.