Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 23 de octubre de 2025
Se lavó las manos y los ojos; después cogió un cazuelo en que había cenizas y carbones apagados, y pasando a una de las casas vecinas, volvió al poco rato con lumbre, sobre la cual derramó un puñadito de cierta substancia que en un envoltorio de papel tenía junto a la cama. Levantose del fuego humareda muy densa y un olor penetrante.
Los faroles están apagados, los serenos se han ido, las buñoleras no han llegado, las tahonas están cerradas, las tabernas no se han abierto, y un norte glacial barre las aceras, arremolinando en los cruces de las calles las hojas secas, el polvo y los papeles.
Mira aquí y olfatea allá, nota que el jedor sale de la cueva; tiéntale la curiosidad, entra, y en un recodo muy ancho, hacia la derecha, ve tres hombres tendidos a la larga, boca arriba, tiesos y casi amontonados unos sobre otros, muertos los tres y arrimados a una piluca de ceniza y tizones apagados.
La misa terminó, algunas señoras se pararon, persignándose; en seguida, con un sofocado rumoreo, todo el elegante gentío se levantó también, y lentamente, formando hilera, comenzó a salir. Los bancos quedaron vacíos. Apagados los cirios, una penumbra en el silencio fue amortiguando el brillo de los altares, y las estatuas vestidas de los santos se anegaban de sombra en sus nichos.
La luz no hiere con su lumbre pura mis ojos apagados donde ántes su fulgor resplandecía, y á través de una niebla siempre oscura miro la alegre claridad del dia. No hay eco que hasta mí llegue distinto, ni idea que despierte mi entusiasmo; no hallo placer que excite en mí el instinto, ni dolor que me saque del marasmo.
Antes de llegar a ella, Micaela, que la seguía atentamente con la vista, observó que llevaba los ojos cubiertos de lágrimas. Amalia reanudó la conversación de trapos. No se habían pasado tres minutos cuando llegaron al gabinete, lejanos y apagados, los gritos de la niña. Micaela se estremeció; inclinó la cabeza hacia la puerta para escuchar mejor.
Fíjese bien añadió D. Carlos a gritos, que resultaron apagados porque le tapaban la boca las felpas húmedas del embozo raído . Si va usted antes, tendrá que esperarse, y si va después, no me encuentra... Ea, con Dios. Mañana es 25: me toca en Montserrat, y después, al cementerio. Con que...
Pensaban en la posibilidad de un choque en esta atmósfera formida y traidora. Hubiesen preferido la vida estrepitosa de una tempestad. A los rugidos del trasatlántico contestaban, apagados por la distancia y la bruma, los de otros buques. Tal vez estaban próximos. La niebla atenúa los sones.
A media noche, cuando los hornos estaban apagados y dormía Pedro, y dormía el amo, y nadie pensaba en comer, allá a dos leguas de Vetusta, en el río Celonio velaba un pobre aldeano tripulando miserable barca medio podrida y que hacía mucha agua.
Entonces, desde la aldea, llegan de tiempo en tiempo los sonidos de la trompa del conductor de la diligencia, medio apagados por el ruido del viento y de la lluvia. ¡Ha concluido! dice él temblando. Tengo que irme! ¿Ya?... ¿esta noche? balbucea ella con voz sorda. El dice que sí con un ademán. ¿Y no te veré ya nunca? Un grito domina el ruido del huracán.
Palabra del Dia
Otros Mirando