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Actualizado: 12 de junio de 2025
De todos modos, ese es punto grave y delicado. Pero no reparo en nada. Vea yo a mi hija libre, hállese en situación tal que yo pueda verla, hablarla como y cuando se me antoje, y lo demás... ¡Cómo rabiaría doña María si llegara a comprender...! Mucho sigilo, Gabriel; cuento con tu discreción.
No acierto a decidir qué lección moral pueda sacarse, ni qué tesis pueda probarse, en vista de los sucesos que he referido. Diré, pues, sencillamente, que cada cual saque la lección moral o pruebe la tesis que se le antoje, o no saque lección moral ni pruebe tesis alguna, con tal de que no se fastidie demasiado leyéndome. Mi cuñado el Excmo. Sr.
Sea por lo que sea: por un capricho, porque Clara es bonita, porque he tropezado con ella casualmente en mi camino, por lo que á V. se le antoje, yo la he rescatado. Todo lo que herede ella por muerte de su marido de V. lo gozará ya, con años de anticipación, el que debiera heredarle, si Clara no viviese. Viva, pues, Clara. Vengo á pedir á V. su vida.
No necesitaremos gobierno que ampare y reprima porque la paz y la seguridad serán completas, ni que nos haga ferrocarriles, carreteras y otros medios de comunicación más ingeniosos que en lo venidero se inventen, porque nosotros lo haremos, ni que procure nuestro bienestar material, porque le procuraremos nosotros, ni que nos enseñe en sus escuelas públicas, porque cada uno de nosotros enseñará y aprenderá lo que se le antoje.
Pero en cuanto te cases entras a manejar su fortuna y no tienes necesidad de aguardar los años que a ella se le antoje vivir. A ti lo que te hace falta como a mí es guita. Desengáñate; si la tuviéramos nos pondríamos más gordos que Cobo Ramírez.... Además, en cuanto seas rico, le birlas la Amparo a Salabert, ¿no comprendes?
Se trata de nuestro porvenir... Toda la vida. ¡Piensa lo que haces! Te juro que te quiero como no he querido a nadie. Ahora dispón lo que se te antoje. Mirole ella con inefable ternura, adhiriéndose a su brazo como planta endeble que ha menester apoyo, y murmuró: ¿Qué será de mí? ¿Me quieres de veras?
Lo esencial es que nos casaremos cuando se nos antoje. En Susana pudo más la alegría del amor probado, que la tristeza por la riqueza perdida, y arrojándose en brazos de su Pepe, repuso: Yo también me alegro, porque así conozco lo que vales. No me equivoqué al quererte.
Todo será que se nos antoje. Ven, holgazán, dormilón, marmota. Conducía al desván empinadísima escalera, y no era el sitio muy oscuro, pues recibía luz de tres grandes claraboyas, pero sí bastante bajo; don Pedro no podía estar allí de pie, y las chicas, al menor descuido, se pegaban coscorrones en la cabeza contra la armazón del techo.
Oiga usted, general; repórtese usted y no me insulte. Piense usted lo que se le antoje. Lo que yo pienso y sostengo es que quiero y requiero a Narcisito, aunque ya sé, no diré si con gusto o con rabia, que es sobrino de usted, y que es casi tan insolente como usted, tan burlón y tan desalmado. Usted me ofende de palabra, porque está lejos de mí.
Tú puedes venir cuando se te antoje que para eso eres el ama. Adieu, ma petitte poupée de biscuit. Muchos besos, muchos, muchos... El matrimonio Reynoso se hallaba instalado desde el 1.º de enero en su magnífico hotel de la Castellana. Corrían los últimos días de febrero.
Palabra del Dia
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