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Actualizado: 27 de mayo de 2025


Sucedió á Hakem el débil Hescham II; mas ¿no fue bajo el reinado de este que salió de entre la muchedumbre de tus soldados ese intrépido Almanzor, terror de los ejércitos cristianos, héroe que hizo morder el polvo de la tierra á cuantos se atrevieron á medir con él su lanza, varon tan celoso de su dignidad, que al sentirse herido en Calatañazor y al creer segura su derrota, rasgó los vendajes que detenian su sangre para morir sobre el campo de batalla? ¿Cuándo arrojó mas vivos resplandores el astro de tu fortuna y de tu gloria?

Mas, ay, que la sangre africana, aunque enciende la pupila y ennegrece las manos , es impotente para regenerar lo que los vicios asiáticos han corrompido. Las victorias de Almanzor solo significan que el poder pertenece momentáneamente á las razas bereberes, pero que el astro del Islam, antes deslumbrador, se aproxima á un ocaso preñado de tempestades.

Cuando el hagib Almanzor usurpando al menguado Hixem II su autoridad gobernaba la monarquía cordobesa, tenia su palacio al norte del alcázar real, y sus jardines se estendian á todo lo que es hoy huerta del rey, entre el arroyo del moro y las heras de la salud.

Y con todo, el tipo que predomina es el mas útil, el mas social, el mas industrial: el arábigo, porque ninguna dominacion fué tan fecunda ni comprendió tan bien las necesidades de la vida como la morisca. Hasta en la vegetacion de Córdoba predomina ese tipo. Hay allí algunas palmeras antiquísimas que son verdaderos monumentos. Una de ellas pasa por haber sido plantada por Almanzor.

Los cristianos entonces le enviaron segundo mensage, diciéndole que le dejarian pasar con su botin y sus prisioneros; pero Almanzor les contestó: «Mi ejército no tiene ya gana de pasar esas montañas y está contento aquí.

Hemos recorrido, lector amigo, un período de doscientos diez y seis años desde el dia en que vimos al ilustre Umeya proscrito comenzar en Córdoba la edificacion de la mezquita Aljama, hasta la hora, para el Califato aciaga, en que cesan con la muerte de Almanzor los embellecimientos de este suntuoso templo, Caaba del Occidente.

Almanzor era de raza africana, nacido en Toresh, cerca de Algeciras.

Mientras el rey Bermudo, resuelto á no ver repetida en mengua propia la pérdida que afrenta la memoria de Rodrigo, vence el desaliento, olvida sus achaques, triunfa de vanos terrores, hace el noble sacrificio de sus enojos y resentimientos, y procura reducir los inquietos ánimos del castellano y del navarro á una poderosa liga contra el formidable enemigo de la cristiandad, Almanzor pone en Córdoba el complemento á su gloria terminando las obras de la mezquita.

La misma tribuna en que se leyó al pueblo de Córdoba la carta del hijo de Almanzor refiriendo la gran batalla y victoria de Wadamena, estaba decorada al estilo berberisco; la misma cámara ó estancia en que se dieron aquellas cuantiosas limosnas en accion de gracias al Todopoderoso que se habia dignado humillar y confundir al Africa rebelde, parecia en su ornato un lujoso aposento del harem de un Edrisita.

Dudan algunos de que esta capilla pueda ser atribuida ni aun al siglo de Almanzor, por quien la suponemos fundada; mas estamos íntimamente convencidos de que no cabe siquiera lugar á tales dudas. Júzgase generalmente de su época por las molduras interiores; y esto es á nuestro modo de ver una falta censurable.

Palabra del Dia

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