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Actualizado: 27 de mayo de 2025


Al retirarse de una de sus campañas, en que habia cogido un inmenso botin, tenia que pasar Almanzor con su ejército por un angosto desfiladero, entre dos montañas que encontró defendidas por numerosas bandas cristianas.

La escolta entre la cual va como preso, aunque satisfecho el menguado, no obedece mas voluntad que la del déspota Almanzor, y cuando le haya dejado solazarse unas cuantas horas entre los arrayanes y cipreses de la quinta regia, adonde ahora le conduce, volverá á depositarlo en su alcázar, como se deposita en su joyero una rica insignia de que se ha hecho el uso oportuno en una pública ceremonia.

Mientras el reino de León se afirmaba en las provincias occidentales, y sólo una vez hacia fines del siglo X se vió amenazada su existencia por el alfange de Almanzor, comenzaba á echar raices en las vertientes de los Pirineos la reacción contra el dominio musulmán, formándose diversos territorios, que se extendieron poco á poco hacia el Sud, y entre ellos, y á consecuencia de las conquistas de Carlomagno, la Marca española, después condado de Barcelona, y otro, que, partiendo de Jaca, ciudad libre, y sujeto luego á los reyes de Navarra, fué más tarde el reino de Aragón.

El Estado cordobés muere con Almanzor, y despues de la consternacion que con tan siniestra noticia se apodera de sus soldados, despues del llanto que todos derraman por el ilustre general que siempre los habia conducido á la victoria, y á quien miraban como su padre y defensor, no es ya posible que el genio del Oriente vuelva á sonreir en mucho tiempo sobre la tierra del Guadalquivir.

En el mando del pequeño estado feudatario, especie de jefatura de kabila militar, le había sucedido su primogénito, el arrogante Almanzor, un moro brutal y orgulloso, que se afrenta de que individuos de su familia vayan por los caminos rotos y miserables, predicando una religión de mendigos, y con unos cuantos jinetes sale en persecución de sus hermanos.

El héroe sale también victorioso de esta lucha; pero abandona después al ingrato Almanzor, y regresa á su patria. En el acto tercero lo encontramos en las costas andaluzas, en donde se ha reunido con su esposa, que, no pudiendo sufrir más tiempo su ausencia, se preparaba á encaminarse al África.

La obra que se hacia formaba en su planta una gran cruz latina por la interseccion de dos naves, tendida la mayor de oriente á poniente cortando perpendicularmente las nueve naves del centro de las diez y nueve principales de la mezquita, y tendido el crucero de norte á sur, en el ángulo mismo que forma el muro de refuerzo de Al-hakem con el muro de refuerzo de Almanzor.

A la verdad el estilo de su ornamentacion se diferencia notablemente del empleado en el Mihrab y en todo el resto de la mezquita: pero ¿quién es capaz de calcular el tiempo que necesita el arte para variar de fisonomía, cuando concurren en una nacion trastornos tan radicales como los que acaecieron en el Estado cordobés bajo la administracion de Almanzor?

Llegó á haber en la mezquita en tiempo de Almanzor doscientos ochenta candelabros de bronce, sin contar los que pendian en las puertas, ascendiendo segun unos á siete mil cuatrocientos veinticinco, y segun otros á diez mil ochocientos cinco el número total de mecheros que ardian en el templo. Todos los candelabros eran de bronce, de distintas hechuras, á escepcion de tres que eran de plata.

Guzmán resuelve servir á su Rey en el destierro, ofreciendo contra los africanos sus servicios á Almanzor, Príncipe moro que sitia á la sazón á Algeciras, con la condición de que levante el cerco y retire sus tropas del territorio cristiano. El infante Don Enrique se refugia un día en la casa de Guzmán para evitar la cólera del Rey y huir después á Portugal.

Palabra del Dia

hociquea

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