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Actualizado: 9 de mayo de 2025


El aliento húmedo de la tierra se le mete al señor Colignon hasta los huesos, y experimenta un escalofrío hondo.

Pues, señoras manifestó don Gil, respirando fuerte, como si con el aliento adquiriera la fuerza que contra tantos y tales enemigos necesitaba: yo, señoras, respetando la opinión de ustedes, encuentro que esas procesiones son muy patéticas, muy expresivas, muy religiosas. De todos modos, ya la procesión está arreglada, y hay que llevarla acabo.

Padre, más de tres largas centurias transcurrieron y seguimos libando la hiel del padecer; huyó el león rampante, ensangrentado el lomo, pero vinieron águilas voraces en tropel . Y nuestro pueblo llora, porque es pesado el yugo y protestar no puede, porque es débil su grey, porque los ancestrales todos ya sucumbieron sin dejarnos su aliento, sin legarnos su fe.

De cuando en cuando se echaba atrás hasta el punto de que sus cabellos me barrían los labios. No podía hacer un gesto de mi lado, que yo no sintiera en seguida su aliento desigual y lo respiraba como un ardor más. Tenía los dos brazos cruzados sobre el pecho, acaso para contener los latidos de su corazón.

Una viga, derivando con una gran creciente, lleva un impulso suficientemente grande para que tres hombres titubeen antes de atreverse con ella. Pero Candiyú unía a su gran aliento, treinta años de piraterías en río bajo o alto, deseando además ser dueño de un gramófono. La noche, negra, le deparó incidentes a su plena satisfacción.

El mundo lo marchita todo con su pestífero aliento. ¿No saben todos que el duque, no satisfecho con practicar las artes, protege a los artistas, a los sabios y todo lo que puede influir en los adelantos de la inteligencia? ¿Además no es ella mujer de un hombre a quien el duque debe tanto?

Enseñáronme a cantar las aves, con su trinar, con su rumor, las cascadas; y en sus playas dilatadas, los murmullos de la mar. Mientras en la infancia mía pude a tu sol sonreír, dentro de mi pecho hervir volcán de fuego sentía; vate fuí, porque quería con mis versos, con mi aliento, decir al rápido viento: "¡Vuela; su fama pregona! ¡Cántala de zona en zona; de la tierra al firmamento!"

Te pondré ahí enfrente, a la entrada de la calle de la Lechuga. ¿No n'gañar ? ¿Golver ti pronta? En seguidita que vea lo que ocurre por arriba, y si está de buen temple mi Doña Paca». Subió Nina sin aliento, y con gran ansiedad tiró de la campanilla. Primera sorpresa: le abrió la puerta una mujer desconocida, jovenzuela, de tipito elegante, con su delantal muy pulcro. Benina creía soñar.

Lo primero que vi fue un pequeño estuche. Le abrí y encontré... la cruz de brillantes que le había regalado el día que por primera vez almorzó conmigo. La existencia en el cofrecillo de aquella cruz, me dio no qué aliento, qué esperanza vaga, qué alegría íntima. Luego seguí en mi inspección: Buscaba el retrato y le hallé cuidadosamente envuelto en un papel muy usado.

Quiso, empero, el cielo recibir la oferta y no la ejecución del sacrificio, porque aquel bárbaro, atónito y lleno de confusión, al ver tanto aliento, no osó pasar más adelante.

Palabra del Dia

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