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Actualizado: 20 de septiembre de 2025
No tenía allí un blando lecho de pólipos y de algas como los esquinos del mar de las Indias, que están dispensados de industria. Encontrábase frente á frente del peligro, de las dificultades, como el Ulises de la Odisea, el cual, arrojado, traído por el oleaje, prueba de agarrarse á las rocas con sus uñas ensangrentadas.
Otro círculo de algas coronaba su peluca bermeja, y entre esta peluca y las barbazas de inflamado color ensanchábase el rostro rubicundo, carrilludo, granujiento, una cara de borracho perseverante y bondadoso como las que se ven en las muestras de las cervecerías. Apoyábase al andar en un tridente que tenía varias sardinas ensartadas.
Cuando uno las mira, no puede despegar los ojos de ellas; siente que ha ya aquella barrera eterna entre alma y alma. La tierra es su patria adorada ó del corazón: en ella nacen, allí tienen sus amores; heridas, á la tierra van á morir. A la tierra conducen sus hembras preñadas, las acuestan sobre las algas y las sustentan con pescado.
En los recodos de las peñas donde se amontonaban las algas y se secaban al sol, me gustaba también estar sentado; ese olor fuerte de mar me turbaba un poco la cabeza, y me producía una impresión excitante como la del aroma de un vino generoso. Las horas se nos pasaban entre las rocas, en un vuelo; casi siempre yo llegaba tarde a casa.
¡Yo hace dos días que no como, y toda el hambre dormida se despierta oyéndote roer!.... ¡Parezco un can! ¿Es el mar o son tus dientes en el mendrugo? ¡Cómo broa el mar! ¡No sé si el mar, si tus dientes, hacen ese gran ruido que no me deja descansar y se agranda dentro de mí! ¡Es la voz de la cueva! El Caballero se tiende sobre las algas que sirven de camada a Fuso Negro.
Entonces solía ver el cielo como inmenso mar de cuyas aguas salían formando bosques de algas las copas de los árboles: los pájaros eran las naves que lo surcaban.
Aquí Fuso Negro saca un mendrugo de entre la camisa y comienza a roerlo, con la mirada adusta y obstinada. El Caballero cierra los ojos y se recuesta sobre las algas que sirven al loco de camada. Se oye el bordón del viento y el tumbo de las olas en la playa. El Caballero suspira sin abrir los ojos. ¿Tienes hambre, hermano Fuso Negro?
De hora en hora eran recogidas y veíamos enredados en ellas toda clase de peces, de brillantes escamas, y extraños productos del mar, sorprendidos en las profundidades del agua o arrancados, revueltos con algas, a sus escondites submarinos.
A medida que el sol declinaba, ascendía la tormenta pesada y amenazante, hasta que llegó un momento en que tomó vuelo, avanzó resueltamente sobre el sol enviándole una avanzada de nubes que lo velaron un poco, mientras el grueso de la tempestad proyectaba a lo lejos negras sombras que se disipaban a trechos cada vez que, del seno de las nubes, partía el repentino fogonazo de un relámpago cuya luz se mostraba por grandes claros en las sombras del suelo a la manera de los que se abren en los camalotes o en las algas que cubren aguas tranquilas cuando se arroja sobre ellos una piedra.
Veo un animal mayor que los otros manifestó el duque, aplicando con afán uno de sus grandes ojos saltones al agujerito del aparato. Observará usted que delante de él todos los demás huyen dijo el médico. Es cierto. Ese animal se llama el rotífero. Es el tiburón de la gota de agua. Aguarde usted un poco.... Me parece que ahora se oculta detrás de una cosa así como algas....
Palabra del Dia
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