Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 21 de julio de 2025
Dejemos estas explicaciones para después; sabes que puedes contar con mi afección ... ¡No te abandonaré jamás! Herminia ahogó un suspiro. La perspectiva de no dejar nunca á la señorita Guichard no era á propósito para tranquilizarla.
Por fin Aguado la dejó explicarse, y ella se quejó de lo siguiente: «No le dolía nada, lo que se llama doler, pero tenía grandes insomnios, y a ratos grandes tristezas, y de repente ansias infinitas, no sabía de qué, y la angustia de un ahogo; la habitación en que estaba, la casa entera le parecían estrechas, como tumbas, como cuevas de grillos, y anhelaba salir volando por los balcones y escapar muy lejos, beber mucho aire y empaparse en mucha luz.
Si para conocer esta verdad, abstraigo y discurro y cavilo, y ahogo mis sentimientos, nada comprenderé; es preciso que me olvide de toda filosofía, que no sea mas que hombre, y que dejando la fantasía en libertad, y el corazon abierto, mire al hijo de Filipo, saliendo de la tierra de Cethim, marchando con pasos de gigante hasta la extremidad del orbe, y contemple á la tierra, que amedrentada calla.
Poco después de mediodía llegaron los viajeros a lugares más transitables, aunque siempre dentro del bosque. ¡Ya era tiempo! exclamó Cornelio entre uno y otro estornudo . ¡Por poco me ahogo ahí dentro! ¡Yo estoy humeando! decía el piloto . ¡Si no estoy cocido, me falta poco! Descansaremos un rato antes de emprender de nuevo el camino.
Me ahogo... ¡No sabes lo que me acaba de pasar! ¡Es una infame, una malvada que tiene que arder en los infiernos! Siempre lo he dicho y las tontas de mis hermanas no quieren creerme. ¡Es muy perversa esa tísica! Tiene el corazón de una hiena. ¿Pero qué hay? preguntó con asombro, muerta de curiosidad, la sagaz jamona.
Y no creas que hago esto para que me eches bendiciones. Pero conste que no te ahogo; y para que veas lo bueno que soy....» Se detuvo y meditó un momento, llevándose la mano al bolsillo y mirando al suelo. «Nada, nada.... Quédate con Dios.» Y á otra.
Mejor estaba con Bernardo del Carpio, porque en Roncesvalles había muerto a Roldán el encantado, valiéndose de la industria de Hércules, cuando ahogó a Anteo, el hijo de la Tierra, entre los brazos. Decía mucho bien del gigante Morgante, porque, con ser de aquella generación gigantea, que todos son soberbios y descomedidos, él solo era afable y bien criado.
Esta fue aquella infeliz sobre quien cayó su casa y se ahogó desastradamente en el algibe de aceite el año 1688.
Y en seguida, con pérfida premeditación, añadió : ¡Vaya una fogata que has armao!... Me ahogo... yo me quito la esclavina, y si quieres creerme, desabotónate el chaleco, que luego, en la calle, te hielas.
Y ahora, de pronto, me veo hecho un trapo, y me ahogo, señor, las piernas no pueden tenerme y me faltan fuerzas para ir de un rincón a otro. ¡Qué ganas tengo de salir de aquí!... Estoy seguro de que apenas salte a tierra seré otro, volveré a sentirme fuerte como en mi pueblo... Diga, señor: ¿cuándo llegamos a Buenos Aires?
Palabra del Dia
Otros Mirando