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Por ese canal empezaron á subir peces, y holgándose en aquella anchura, hicieron en breve considerable cria, que fomentó luego el marqués de Priego D. Alonso de Aguilar, señor del estado. Edificó este tambien una linda casa sobre el lago, adornándola con jardin, huerta y bosque, y otros deliciosos atractivos. Dirijamos el vuelo derecho á levante hácia el nacimiento del Monturque.

En estas guerras declaróse por el rey el conde de Cabra D. Pedro Fernandez de Córdoba, por los enemigos del rey D. Alonso de Aguilar, uno de los personages mas influyentes en toda la Provincia. Este hecho produjo en Córdoba dos bandos que la tuvieron en continua alarma con sus sangrientas escisiones.

Empuñó D. Pedro su puñal y dijo a Aliatar en voz muy queda: Si se mueve Vd., le mato. Los suyos vendrán en seguida a buscarnos. 45 Mi palabra le doy, Gómez de Aguilar. No necesita Vd. mordaza para . Se la quitó su enemigo. Fiaba en la palabra de Aliatar como en la suya, porque la fama del alcaide de Loja era la de un perfecto caballero. 50

Baja ahora recto al sur, y en cuanto cruces el rio Cabra verás alzarse á tu frente, formidable todavía aunque desmantelado, el castillo árabe de Aguilar sobre el cimiento de la antigua fortaleza romana de Ipagro, y en la cumbre de una de las cuatro colinas por las cuales se dilataba la villa sarracena de Poley.

Su talento poético prematuro, causa de que se le mirase como la perla de la Academia de los nocturnos, le granjeó la amistad de los más famosos poetas valencianos, como Tárrega, Aguilar y Artieda, y los favores de los grandes más poderosos de su tiempo.

Don Juan de Aguilar, caballero sevillano, que en su viaje pasa cerca del lugar del desafío, oye ruido de armas, y abandona á su caballo, para poner paz entre los combatientes, si le es posible; pero llega tarde, y encuentra á Don Pedro bañado en su sangre, y ve huir al matador.

La resistencia y la fuga eran imposibles. Gómez de Aguilar tenía que rendirse. ¿Dónde están sus hijos? preguntó Aliatar a D. Pedro. He venido solo, porque no podía creer que se atreviese 15 Vd. a llegar hasta aquí. Sonrió el viejo alcaide, enseñando unos dientes todavía blancos y replicó: Me habían ponderado mucho su finca y tenía deseos de conocerla.

Pero las autoridades ilustradas se rien de los difuntos. Bajando de Aguilar hácia el Genil se encuentra á cosa de una legua el maravilloso Lago de Zoñar en un valle abierto que forman unos cerros de poca altura, ocupando de septentrion á mediodia mas de un cuarto de legua. Su agua es salobre y su hondura muy grande, sin que se comprenda de dónde le viene aquel caudal.

Del ruidoso pleito entre D. Pedro Solier y D. Alonso de Aguilar no hallamos rastro despues del año 75, en el cual consta que tuvo que intervenir el fiscal de la curia romana por S. S., habiéndose dado poder á varios procuradores para que compareciesen ante el Illmo. Sr. D. Rodrigo, obispo de Albano, cardenal y vice-cancelario, juez especialmente nombrado por el Papa en dicho pleito.

»Entre los cristianos que en el fuerte se perdieron, fue uno llamado don Pedro de Aguilar, natural no de qué lugar del Andalucía, el cual había sido alférez en el fuerte, soldado de mucha cuenta y de raro entendimiento: especialmente tenía particular gracia en lo que llaman poesía.