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Actualizado: 13 de julio de 2025
Así también su dicción poética, con su dulzura y su flexibilidad, y con el vigor de sus imágenes iluminadas por una luz interior, nos trasladan á un paisaje meridional, bajo bosques de palmas y de cipreses, y teniendo por cúpula el azul brillante de un cielo siempre puro; rosas y jazmines se ostentan con las primeras galas de la primavera; dorados frutos se destacan de las verdes hojas, y, en el fondo, se agita un mar sin límites, llenando el alma, con el movimiento acompasado de sus olas, de sueños y poéticas ilusiones.
Mi alma morirá virgen en mi seno... Estoy resignada á ello; pero todo lo que es bello, todo lo que hace pensar, todo lo que me habla de los Cielos prohibidos, todo lo que agita en mí estas llamas inútiles, lo aparto, lo odio, no quiero nada de él.
La vejez es como un agua en reposo que ha dejado caer al fondo todas las impurezas de la vida; la infamia es una fuente escapada de la montaña: se la agita sin enturbiarla, porque es pura hasta el fondo. Los ancianos poseen la ciencia del bien y del mal; la ignorancia de los niños es como la nieve inmaculada de la Jungfrau que nada ha mancillado, ni aun la huella del pie de un pájaro.
Mucho tiene que decir... Mire usted... agita los pies... No parece que está muy a sus anchas... Lo creo... Si confiesa la mitad de lo que tiene de qué acusarse, tendrá para toda la mañana. ¡Es posible!... Es verdad entonces lo que se dice... Vaya si es verdad. ¿Está usted segura de que el capitán Clarmont?... Está todo el día metido en su casa...
Sería en vano buscar en ellas los suntuosos edificios de Buenos Aires o Santiago de Chile; al mismo tiempo que las conmociones humanas han impedido el desarrollo material, los sacudimientos intermitentes de la tierra, temblando a cada borrasca que agita las venas de la montaña, hacen imposibles las construcciones vastas y sólidas.
Porque las sombras odian tu mirada; Hijas del Caos, por el mundo errantes, Náufragos restos de la antigüa Nada, Que en el mar de la luz vagan flotantes. A tu mirada suspendido el viento, ¡Ni árbol ni flor el desierto agita; No hay en los seres voz ni movimiento;... El corazón del mundo no palpita... Se acerca el centinela de la muerte! ¡He aquí el silencio!
Ella no te puede recordar como una mujer recuerda a un hombre, como una novia recuerda a su novio, sino como una niña recuerda a su hermano mayor. Tiene, pues, que añadir imaginariamente la cualidad de amante y pensar en ti de otra manera que hasta ahora ha pensado. »Todo esto, y más, que tú comprenderás sin que yo lo diga, se agita en la mente de Inés.
Saltó fuera del lecho y se vistió a la vez que murmuraba entre dientes: ¿Qué temor absurdo me agita? Era un sueño, un sueño espantoso, insensato. Marta me estima, sus intereses son los mismos que los míos. ¿Por qué me engañaría? No, no, pues haría pedazos su felicidad sin razón ni provecho para ella.
Pero, he ahí que un estremecimiento agita el aire. Una onda, un movimiento se ha producido, allá abajo. Se diría que las torres se han bamboleado y se hunden, dulcemente, en la onda taciturna, como si las cimas hubieran producido un ligero vacío en el cielo brumoso. Entonces las ondas tienen una luz más roja, las horas transcurren sordas y lánguidas.
Los corales y otros animales arborescentes, los moluscos mas bellos, y todo lo que hay de caprichoso, admirable y diminuto en ese mundo de vidas misteriosas que se agita bajo las ondas, aparece allí en miniatura y de bulto, á la vista del visitante, para revelarle muchas de las maravillas del océano.
Palabra del Dia
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