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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Tan pronto aparecía por arriba, sostenido en una sola mano, como agarrado con las dos, más abajo de donde estaban las rodillas; ya se le veía abierto con las hojas al viento como si quisiera volar, ya doblado violentamente a riesgo de desencuadernarse.
Y a impulsos de la esperanza, que pone la dicha más allá de la realidad del momento, en la incertidumbre de lo ignoto, veía Mina la salud, la paz y el olvido en aquel país de misterio hacia el cual la llevaba el buque, tierra maravillosa de la que no conocía ni el idioma. El pequeño, agarrado a una mano de su madre tiraba de ella con melopea quejumbrosa.
Murió agarrado á mis manos, jurando que me amaba y que se había matado por mí... Una escena penosa, horrible... Y sin embargo, estoy segura de que se engañaba á sí mismo, de que no me amaba. Se mató por vanidad herida al ver que me alejaba de él, por testarudez, por gesto teatral, por influencia de sus lecturas... Era un tenor rumano. Esto fué en Rusia... Yo he sido artista un poco de tiempo...
Quedeme inmóvil, sobrecogido, como si estuviese delante de una aparición sobrenatural, agarrado con entrambas manos a las rejas. No supe más que decir: ¿Cómo sigue usted? Aquella forma habitual de cortesía no despertó al parecer en ella ideas tristes, porque la vi acercarse la mano a la boca para ocultar la risa. Después de unos instantes de silencio contestó: Bien, ¿y usted?
En una de ellas, sintió que el viento tiraba de sus piernas poniéndolas verticales, mientras él se mantenía agarrado á un pedrusco. Era tal su voluntad de avanzar, que marchó á gatas, aprovechando los intervalos entre las ráfagas. Hubo una larga calma, y entonces caminó verticalmente, reconociendo algunos detalles del paisaje que indicaban la proximidad del lugar buscado por él.
Encuentrase cerca del rio, echado sobre la arena, de donde, oyendo el menor ruido, se arroja inmediatamente al agua. Destruye el ganado que en grandes rebaños pasa todos los años al Paraná, y sucede que, haciendo una vez su presa, no se ve mas que los bofes y entrañas de lo que ha agarrado, flotando bien presto sobre el agua.
Rafael le había agarrado la mano con una de sus garras, zarandeándolo como a un niño, al mismo tiempo que con la otra buscaba su navaja, con ademán tan resuelto, que el Chivo se detenía, a pesar de que el señorito le llamaba a grandes voces para que matase a aquel hombre.
Se había agarrado al maestro y amigo, no sólo con el instinto de toda mujer en trances tales, sino como dispuesta a no morir sola, si de aquello se moría; decidida a no soltar la presa esta vez y llevarse consigo al otro mundo al primero que cogiera a mano.
Entonces, para prepararse para la escena que iba a tener lugar, trató de imaginarla; resolvió mentalmente cómo pasaría la confesión de la debilidad en que había incurrido dándole el dinero a Dunstan al hecho que éste lo tenía tan agarrado, que había tenido que renunciar a hacérselo largar, como además tendría que proceder con su padre para que éste se preparara para algo muy grave antes de revelarle el hecho mismo.
Palabra del Dia
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