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Actualizado: 29 de septiembre de 2025
Después te quejarás de que mi discurso ha durado más de lo convenido, y te creerás con derecho para hacerme objeto de tus reproches. No temas, Felipe; me acordaré de que eres abogado. Ea, dejémonos de bromas y hablemos en serio porque el asunto es grave. ¡Muy bien! Mírame repuso Amaury, afirmando los codos sobre el lecho con seriedad afectada. ¿Qué te parece? ¿Estoy bien de este modo?
Es mi soldado Arnaldo, que marca el lugar donde cayó mi dardo y sabe que allí nada tiene que temer de vos, dijo el ballestero. ¿No? ¡Pues que Dios lo perdone! exclamó Tristán tendiéndose de nuevo en el suelo, afirmando los pies y tirando de la cuerda hasta hacer crujir el arco. ¡Allá va!
Hasta aquí no tenemos sino que el yo diciendo: yo soy yo, se afirma á sí mismo, y así se pone como sujeto y predicado de una proposicion; pero es mas claro que la luz del dia que poner afirmando, no es poner produciendo; por el contrario, el sentido comun y la razon enseñan, que para la legitimidad de la afirmacion es necesaria la existencia de la cosa afirmada.
«Un distinguido escritor decía yo en El Sol se queja de que los españoles hayamos adoptado la costumbre inglesa de ponerle una hache al te.» A esto contesta el Sr. Salaverría afirmando que yo miento, porque él no ha dicho nunca que los españoles hubiésemos adoptado semejante costumbre. Y he aquí por dónde vengo a enterarme de que el Sr. Salaverría lo ha dicho. Yo no he nombrado al Sr.
Manifesté temores de que enterase a D.ª Tula de nuestra conversación, pero Gloria me tranquilizó afirmando que en Sevilla nadie hacía traición a dos enamorados. Los serenos menos que ningún otro se fijaban en estos coloquios a la reja, que estaban viendo todas las noches. En las criadas también tenía confianza.
Si los braceros pedían que les diesen de comer como a seres humanos, que les dejasen fumar un cigarro más en las horas veraniegas de sol abrasador, que les aumentasen los dos reales en unos cuantos céntimos, todos gritaban desde arriba recordando La Mano Negra, afirmando que iba a resucitar.
Dijo esto con verdadera emoción, cual si la muerte de ambos fuese para él un suceso inevitable; y afirmando la garganta con largo carraspeo, lanzó los gritos de mando. ¿Listos?... ¡Fuego! Uno... do... No pudo terminar. Sonaron casi al mismo tiempo dos ruidos semejantes al golpe de unas tabletas, dos chasquidos de tralla con dos nubecillas de humo.
Materialmente, no puede quejarse... Es joven y fuerte... Y, después, parece que no lo tratan mal. Hace poco le han hecho entrar en la oficina, donde parece que presta buenos servicios. Su existencia es así menos miserable... Pero, moralmente... ¿Sigue afirmando su inocencia?
Por aquel y otros tales estaba él en la guerra, lejos de su novia. Se acordó del pobre telegrafista, no pudo contenerse y, afirmando bien los pies en tierra, se echó el remingthon a la cara e hizo fuego: sonó el tiro, y el cabecilla cayó, doblándose por las rodillas. Convencerse de quién era, sentir la tentación y disparar, todo fue uno.
Un día, para correr mejor, se había puesto en cuatro patas: era una exhalación. ¿Cómo? preguntaba don Mateo asombrado, ¿en cuatro patas? Lo que usted oye. Sanjurjo se reía a carcajadas, afirmando que había aprendido a correr así de niño, cuando su cojera era más pronunciada y no podía competir con los compañeros.
Palabra del Dia
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