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Actualizado: 7 de junio de 2025


Hacía días que se venía anunciando el regreso de las tropas, y mi tía, cuya casa estaba situada en una de las principales cuadras de la calle de la Victoria, aceptando la oferta de su gran amigo correligionario don Narciso, tenía ocupadas a todas las sirvientas de la casa en coser piezas y piezas de coco blanco y azul para adornar los balcones con ellas y con una gran cantidad de banderas y gallardetes de toda clase que le había prestado, según ella contaba, un comisario de policía, gran amigo suyo.

Y exhibían ante la mirada atónita de los caseros, habituados á la vida sobria y humilde de la montaña, aquellas riquezas en fajos de papel mugriento. Los más acomodados del país se acercaban á ellos, aceptando sus apuestas con una sonrisa que parecía implorar perdón. La fiesta comenzó por la lucha de los aizkoralaris.

Pudo consistir en la fuerza del empuje de los dos aliados, en debilidad o terror de la víctima, o en encogimiento, por cálculo, de Pepe Guzmán... o en las tres cosas juntas; pero la verdad es que el banquero se salió con la suya, aunque un poco tarde, y aceptando unas condiciones, impuestas por la interesada, de padre y muy señor mío.

El escándalo hirió dolorosamente a la Condesa; pero, sin embargo, ésta siguió al desterrado, aceptando para ella también el destierro. Fuera de Italia, el Príncipe se había dado nuevamente en cuerpo y alma a las conspiraciones y a los amoríos. Hacía menos de un año que poco había faltado para que triunfara una tentativa de revolución en Rusia, ideada y dirigida por él.

Yo amo la libertad como un medio, y el progreso como un fin; pero los amo de una manera vaga y encumbrada y comprensiva, que se presta en la práctica a mil interpretaciones. Así es que por un lado me amoldaría a casi todos los partidos medios, aceptando sus principios, y por otro lado sería rebelde o indisciplinado en todos los partidos, porque sus prohombres no me satisfacen.

, la escena es hermosa; pero el marqués de Posa, ese modelo de generosidad, me resulta un poco disminuido aceptando tan fácilmente la abnegación caballeresca del príncipe. Es usted muy severo. El sacrificio es a veces menos penoso que el agradecimiento. Habla usted como la tía Liette. Mejor. Quisiera parecerme a ella en todo.

Gracián llegó al coro, y arrodillándose junto a la barandilla, oró en silencio, con las manos sobre los hierros y la frente en las coyunturas. ¿Se creía ya salvo y seguro? ¿Daba gracias o le pedía misericordia? ¿Le ofrecía su vida, aceptando gustoso su martirio, que ni buscaba ni rehuía para que fuese más meritorio? Imposible será sondear aquella alma en momentos de tanta turbación.

De ese modo, redimió todo lo que pudiera pensarse que hubo de sombrío en su obra, aceptando para él, espontáneamente, la parte más sombría. Ya antes había hecho un sacrificio prolongado, que no había sido cruento, pero que había sido tan duro, por lo menos, como aquel que hiciera en el momento de morir. Como dije antes, todos los halagos de la existencia fueron cosas por él renunciadas.

Hoy tienes una ocasión: poca cosa será, pero algo es algo. ¿Quieres ser de los que llevan la carroza del Sacramento? Gabriel fue a contestar con altivez al malicioso cura: adivinaba su intención de molestarle. Pero inmediatamente le tentó el deseo de vencer al Vara de plata aceptando su proposición. Quiso asombrarle accediendo a su disparatada idea.

Pero ¿ha visto qué lindura, padrecito?... Nuestra niña es la que ha gustado más a los señores... Ya lo decía mi finado el doctor, que sabía de esto como de todo. Para bailar con gracia, las españolas. Y perdiendo su timidez, ella misma presentaba a Conchita de grupo en grupo, aceptando como algo propio los requiebros interesados que los hombres dirigían a la bailarina.

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