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Actualizado: 22 de mayo de 2025


Aunque tuvo intentos de eludir su saludo no pudo hacerlo: al cabo vino hacia ellos sonriente y afectuoso como lo estaba siempre aquel joven eminente, y les abrazó con efusión. ¡Ustedes por aquí!... ¡Cuánto me alegro!

Dicen que fue porque el día del convite... no te parezca mal, que a me lo contaron así, inocentemente... te dio un abrazo uno de aquellos señores de la Samblea... y que te dijo.... ¡Me llamó Tribuna del pueblo! exclamó orgullosamente la muchacha . ¡Ya se ve que me lo llamó! ¿Yeso qué es, mujer? ¿Lo qué? ¿Eso de Tribuna del pueblo? Es... ya se sabe, mujer, lo que es.

Al suegro abrazó con un solo abrazo, y recostole en el hombro la mano, pulcramente calzada con guante de castor, color bronce. Escriba usted si se enferma la chica suplicó con paternal angustia, preñado de lágrimas los ojos, el viejo. Pierda usted cuidado, señor Joaquín..., ¡no hay que afectarse, vamos!, cuenta con esa salud.... Adiós, Mendoya, adiós, Santián.... Gracias, gracias.

Razón tiene mi tío Bernardo en decir que no seré en la vida nada de provecho. Muchos recuerdos a mamá. Salud y Estado Mayor. Un abrazo que casi te asfixie de tu hermano,

Llevaron a Preciosa con su abuela a que la Corregidora la viese, y así como la vió dijo: Con razón la alaban de hermosa. Y llegándola a , la abrazó tiernamente, y no se hartaba de mirarla, y preguntó a su abuela que qué edad tendría aquella niña. Quince años respondió la gitana , dos meses más a menos.

Volvió á aparecer la rosquilla, acompañada de estas graves palabras: «Les voy á dar los tres mil reales, y se los voy á dar ahora mismo... pero no es eso lo más gordo, sino que se los voy á dar sin intereses.... Qué tal, ¿es esto rasgo ó no es rasgo? D. Francisco exclamó Isidora con efusión, déjeme que le un abrazo.

Con las manos tendidas y una expresión gozosa en el rostro, que hacía irradiar sus lentes, avanzó hacia Ferragut. Su encontrón casi fué un abrazo... «¡Querido capitán! ¡tanto tiempo sin verle!...» Sabía de él con frecuencia, por los informes de su amiga; pero aun así, lamentaba como una desgracia que el marino no hubiese venido á verla.

Cuando llamó a la puerta de su suegro percibió algo que le inquietó. Tardaban en abrirle: creyó oír un gemido doloroso y llamó de nuevo con sobresalto. La criada tenía la fisonomía descompuesta y le miró con ojos extraviados. ¿Qué pasa? exclamó anhelante. Pero en aquel instante su suegra salió de uno de los cuartos y se abrazó a él sollozando.

Besó y abrazó á los señores del Consejo Ejecutivo, odiados por él hasta un día antes.

¡Es el Rey! exclamó. ¿Quiere usted decirme, coronel Sarto, qué significa la broma de que hace poco pretendía usted hacerme objeto? Nadie contestó; los tres seguimos silenciosos ante ella. Prescindiendo de testigos, me abrazó y me dio un beso. Entonces dijo Sarto, con voz ronca y baja: No es el Rey. No lo acaricie Vuestra Alteza; no es el Rey.

Palabra del Dia

bagani

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